Sobre la ira, sobre el enojo he estado platicando con Magalli Piña, me doy cuenta entonces que esa emoción me ha venido acompañando desde hace muchos años. Sin embargo, descubro además y como lo señalaran las primeras feministas norteamericanas “quizá fue la ira lo que nos permitió seguir y no tener miedo” (Alice Wolfson), igual en mi caso es una especie de pivote que me impulsa.

Un motivo más de enfado es la decisión del actual gobierno de quitar el apoyo a los refugios para mujeres que viven violencia, para entregarlo directamente a las agraviadas. No entiendo cómo lo van a hacer sin que muchas de ellas queden aún más expuestas.

Otro más es el autobús de un grupo de ultraderecha en España, con una pinta que asegura que las “leyes de género discriminan al hombre”, más ridículo no puede haber. Y seguro que lo copian aquí en México, ya lo hicieron una vez, ¿porqué no otra?

Pero, como dice Magalli, hay que gestionar la emoción y sobre todo ésta para que no se convierta en un bumerán para nosotras. No es lo mismo que una mujer se irrite a que lo haga un hombre. Señalar que es de las pocas emociones que los hombres se permiten y que termina siendo una muestra de poder y de control.

Una mujer enojada, está loca o es histérica, en éste sistema machista no es lo mismo que haga lo mismo un hombre que una mujer, tiene distinto valor, diferente impacto y sobre todo simbólicamente es opuesto.

Por cierto, muy interesante el artículo de ésta semana de Andrea Aguilar en el diario El País, sobre el Poder Político de la Ira de las Mujeres. Coincido en que el disgusto tiene que pasar a otro nivel y no quedarse solamente en eso, sino convertirlo en movimiento político.

Claro hay que tomar en cuenta que nos movemos y nos seguimos moviendo las mujeres en la cancha del patriarcado, en consecuencia en éste juego y hasta el momento, el árbitro, los jueces de línea, algunas de nuestro propio equipo y hasta el aguador están del lado de ellos.

Precisamente por eso la sororidad, hermandad entre mujeres, es un elemento fundamental de la autodefensa femenina, es un concepto en construcción, pero sin lugar a dudas tenemos que apurarnos en perfeccionarlo y hacerlo nuestro sino queremos ver un retroceso mayor en los derechos ganados a pulso.

De ahí que el próximo 8 de marzo será fundamental salir a las calles para exigir que se respeten nuestros derechos y lo que se ha ganado. Aquí en Pachuca, desde donde escribo, se está convocando a las 4 de la tarde, salir del Reloj Monumental hacia el Monumento a la Mujer, como siempre algunas irán en bicicleta y las demás caminando, la sugerencia habitual: estar al tanto por si hay cambios.

Por segunda vez he visto el documental  norteamericano “She’s Beautiful When She’s Angry”, sobre el movimiento feminista en ése país.

Les dejo dos reflexiones hechas por dos mujeres en la década de los años sesentas: Roxanne Dunbar y Alice Wolfson y que siguen estando muy vigentes.

“Una gran cantidad de mujeres están empezando a despertar de un largo sueño llamado cooperación para la auto-opresión y la auto-degradación y se están uniendo para construir las bases de un nuevo movimiento masivo de mujeres en Estados Unidos y en el mundo, para establecer una verdadera igualdad entre los sexos, para eliminar el viejo paradigma de políticas sexuales, y reemplazarlo por un mundo más humano y civilizado para ambos sexos y ponerle fin al sistema actual de opresión”.

“No hay posibilidad de que yo me libere sin que todas las mujeres sean liberadas y eso significa poder y control a nivel político y económico. Habiendo empezado con nada, no me conformaré con migajas”.

“Nosotras no queremos un pedazo del pastel, queremos cambiar el pastel”.

Estas ideas siguen vigentes porque nuestras ancestras lucharon, primero, porque se reconociera a las mujeres como sujetas de derechos, luego por el derecho a votar y ser electas, después por la libertad sexual, las jóvenes de ahora están saliendo a luchar por su vida.

 

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