El que el presidente Andrés Manuel López Obrador se haya fijado un precio de garantía de 8.20 pesos al precio del litro de leche será de gran beneficio para los nueve mil productores que venden este alimento a Liconsa, pero no para los restantes 140 mil productores que, o se ajustan a los precios que mercan las industria envasadoras, de 6.16 pesos, o no les compran el producto.

Lo que el Presidente debería ordenar es que se respete la Norma  Oficial Mexicana a la supuesta leche que toman millones de mexicanos y que no es tal, además de controlar la entrada de millones y millones de toneladas de leche en polvo importada”, afirmó Álvaro González Muñoz, presidente del Frente Nacional de Productores y Consumidores de Leche.

El productor de la Cuenca Lechera de Tizayuca consideró de gran beneficio el que en su visita a Jalisco, estado altamente productor de leche, López Obrador anunciara el precio de garantía del lácteo.

Lo malo es que ese precio de garantía, de 8.20 pesos por litro, cubre nada más al padrón de proveedores de Liconsa, que son unos nueve mil, y a otro millar de productores asociados con las empresas envasadoras de leche; es decir, unos diez mil productores tienen resuelto su problema”.

Sin embargo, en el país existen alrededor de 150 mil productores de leche, por lo que unos 140 mil de ellos “están a merced de la voluntad de la industria envasadora, que les pagará el precio que quieran”. Esto pone en riesgo a esos productores, pues el precio que fija la industria está muy por debajo del precio de producción.

González Muñoz destacó además que el “no contar con precios de garantía para los productores de leche significo el abuso de la industria, al disminuirnos 3.60 pesos en el precio de 6.16 pesos que nos pagó por litro en 2018, lo que significó que fuéramos despojados de 40 mil millones de pesos”.

De ese tamaño fue el daño causado por la industria envasadora a los productores nacionales de leche.

Pero también se daño a los consumidores mexicanos, al condicionarlos a consumir fórmulas lácteas o productos lácteos, que no son leche, por el elevado precio que ostentan las marcas de leche”.

Destacó el productos que las importaciones de leche en polvo, sueros, grasas vegetales, etcétera, empleadas para producir esas fórmulas o productos lácteos, imitación de leche, aumentaron de dos mil millones de pesos en 1994, a 49 mil millones de pesos en 2018.

Los mexicanos consumimos el año pasado más de seis mil millones de litros de fórmulas lácteas que de acuerdo a la Norma Oficial Mexicana no es leche auténtica. La marca más consumida en el país es la Nutrileche.

Y curiosamente estas importaciones de sobrantes de leche de otros países cuestan más o menos 40 mil millones de pesos; o sea, que prácticamente con lo que nos despojaron en el precio pudieron pagar sus importaciones”.