Le conozco de apenas unos años pero desde el primer momento me llamó la atención su optimismo, su fe en Dios y su compromiso; sus ganas de innovar, su pasión por la familia y su deseo de impactar en el bienestar social; su sencillez y deseo de aprender de todo; su facilidad para reconocer “lo ignoro”, para pedir disculpas en caso de error y para festejar los triunfos ajenos.

A Sergio Baños Rubio lo conocí, realmente,  cuando competía por la presidencia de la Coparmex Hidalgo, un objetivo difícil de lograr pero que consiguió con un voto de diferencia. “Y ese fue mi acicate, demostrar que quienes confiaron en mí, no se equivocaron.

Su trabajo, honorífico, en esa organización empresarial, dejó huella y le fue muy reconocido: elevó el número de empresas afiliadas, les acercó con las autoridades y estableció acuerdos muy concretos, e impulsó a los jóvenes empresarios.

Primero Dios, y lo conseguiré”, es mucho más que una frase hecha para Sergio Baños. En realidad tiene una profunda fe.

Una fe que le ha guiado desde que incursionara en los negocios, a los 18 años de edad, impulsado en los primeros años por su padre, para luego comenzar a volar con sus propias alas.

En estos años de conocerlo he visto como transforma constantemente su consorcio, Oport; como asume riesgos, como obtener financiamiento para traer a Hidalgo lo más moderno en maquinaria asiática o estadounidense, como amplía los giros dentro del consorcio.

La gente es creativa; solo tienes que impulsarlos, decirles: creo en ti, como me lo dijeron a mí, y quedas muchas veces muy agradablemente asombrado”, afirma, así que no teme incursionar en ámbitos que le eran desconocidos.

Este deseo de innovar, de incursionar en nuevos terrenos, de apoyar a los más desprotegidos, le llevó incluso, recientemente, a incursionar en la política, buscando una diputación local.

Fueron semanas de campaña política en los que él y Bárbara se “broncearon de más” recorriendo las colonias, las calles, tocando puertas en busca del voto.

Ahora me caló, como nunca, la pobreza en la que vive mucha gente”, me comentó.

Perdió por mínimo margen, alcanzó el más alto número de votos captados por un candidato priista a diputado por el distrito de Pachuca sur, pero fue un fuerte revés en sus aspiraciones. “Ahora lo veo, Michel, como una experiencia fabulosa.”

Ha terminado por aceptar que era muy difícil, sino imposible, ganar al tsunami que fue Morena, con Andrés Manuel López Obrador al frente. “Pero puedo decir con orgullo que hice todo lo que estuvo a mi alcance.

Tras esa experiencia, volvió Sergio Baños a lo suyo: crear empresas, empleos, producir bienestar para su familia y quienes laboran con él. “Aquí en Oport pagamos bien, cumplimos con todos los derechos laborales; así tenemos gente contenta, que cumple.

El viernes anterior Baños Rubio tuvo grandes satisfacciones: inaugurar su Plaza Mítika, que lo hiciera Omar Fayad Meneses, gobernador del estado y “mi amigo de muchísimos años, a mucho orgullo”; anticipar los festejos por  los 15 años de su hija mayor, Greta –“pero, ¿cómo creció tan rápido?”-, además de reunir a su familia, a sus amigos y a decenas de representantes empresariales, sin importar siglas ni ideologías, además de funcionarios gubernamentales, diputados locales y exfuncionarios amigos. Todos, deseándole la mejor de las suertes.

Con 43 años de edad, Sergio Baños tiene muchas metas por delante, muchos anhelos, muchos sueños… “y con la ayuda de Dios, ¡voy a lograrlos!

Se dice convencido de que nació y creció en una “tierra maravillosa, de oportunidades”, en donde el trabajo, el esfuerzo y la dedicación “rinden frutos”.

 

✉️ dolores.michel@gmail.com