La Iglesia católica en Hidalgo sostiene la misma postura de siempre en relación a los matrimonios igualitarios que aprobaron los diputados locales, pues la Iglesia no obedece a modas y sólo se rige por lo que le marca la palabra de Dios, ya que sólo reconoce el matrimonio entre el hombre y la mujer, dejando en las manos de las leyes civiles la situación de las nupcias entre personas del mismo género.

Consultado, el padre Juan Bautista Salinas, párroco de la Catedral de Tulancingo, dijo que la posición de la Iglesia es la de siempre, “no se trata de que la iglesia tiene interpretaciones actuales, o que tiene que estarse poniendo a la moda, la interpretación de la Iglesia es la misma, la de siempre, basándose en el hecho de que Dios creo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, como dice el libro del Génesis, y los creó capaces de amarse y de ser fecundos, de tener sus hijos y formar una familia”.

“Eso es lo que está inscrito en el designio de Dios y lo que está inscrito en la naturaleza”.

Observó que lo que sucede ahora con lo que se llama matrimonios igualitarios, se trata de querer validar por las leyes civiles que un matrimonio natural entre un hombre y una mujer, que tienen los mismos derechos propios de su matrimonio y de su condición de unión, sean los mismos derechos que tengan una pareja que no es un hombre o una mujer.

Consideró que no pueden ser los mismos derechos, porque no corresponde a la naturaleza, “la Iglesia nunca va a poder permitir que eso que es una unión, que a la mejor legítimamente se puede obtener por las leyes civiles, sea un matrimonio, porque no se cumple la finalidad del matrimonio, y por lo tanto no puede tener los mismos derechos”.

Puede ser que las leyes civiles prescriban que en el caso de que haya uniones, permisibles, de dos personas que quieran compartir su vida, que quieran tener determinados objetivos en su vida, como de hecho muchos otros tipos de asociaciones entre las personas que tienen unos derechos que le garantiza la ley y que les protege la ley”.

Bautista Salinas aseguró que eso lo puede hacer la ley civil, pero a eso no se le puede llamar matrimonio, “eso es lo que la Iglesia siempre va a decir”.

Y menos como algunos que han pretendido acudir a pedir este tipo de uniones en la Iglesia, a quien no le corresponde, “para la Iglesia esto se trata de un sacramento, y un sacramento es un signo sagrado en el que Dios interviene para bendecir a las personas, a las que en este caso, en el matrimonio van a compartir su vida, el matrimonio entre un hombre y una mujer”.

Para los demás casos, Bautista Salinas manifestó que no se cumple la finalidad inscrita en la naturaleza, por lo que no se puede proceder a que se haga una unión que se llame matrimonio, ya que el matrimonio es un sacramento.

Así que el exhortó a los católicos es seguir la enseñanza que siempre ha dado la Iglesia, que comprendan bien lo que es el sacramento del matrimonio, y que se comprenda que dentro de este sacramento del matrimonio, está la voluntad de Dios, que es el designio divino en la naturaleza y no es una ocurrencia de la Iglesia.

Por su parte, el padre Tomás Roque, párroco de la Basílica menor de La Villita, externó que la postura de la iglesia es que el matrimonio es entre un hombre y una mujer, con el objetivo de la procreación, “por eso es matri-monio, de matriz”.

Indicó que el hablar de un matrimonio igualitario es contrario totalmente al mismo término y a la misma raíz de la palabra, “vemos que no se está considerando de qué se trata, es como si al frío lo vamos a poner tibio, es una contradicción, está frío o está tibio, o que al sol lo vamos a llamar oscuro, van contra la misma palabra”.

Indicó que hablamos de matrimonio en el contexto de la escritura, de que Dios creó al hombre y a la mujer, “les dijo crezcan y multiplíquense, para la procreación”.

De ahí que se descarte que los matrimonios igualitarios se puedan equiparar al matrimonio igualitario, “los seres igualitarios jamás van a la procreación, jamás, va contra la naturaleza misma, tanto del término como de la realidad”.

El padre Roque consideró que las leyes de la sociedad o del Estado quieran aprobar uniones entre personas del mismo género, es otra cosa, “eso ya no es matrimonio, por más que se le busqué, no es matrimonio”.

Manifestó que el que se quiera aprobar una relación afectiva, vecinal, cohabitacional o como quiera que se le llame a esas uniones, enfatizó que no son matrimonios.