Para Marilí Vázquez Olguín la vida hay que disfrutarla al máximo y aprovechar todas las oportunidades que se presentan, que en su caso han sido muchas, y la última de ellas, la posibilidad de coronarse el próximo 23 de junio como Miss Mexicana Universal y avanzar hacia en pos de la corona de Miss Universo.
Oriunda de Ixmiquilpan, con 23 años de edad y licenciada en Diseño Industrial en la Universidad del Valle de México, en Querétaro, y especializada en Interiorismo, 1.77 metros de altura y 66 kilogramos de peso, Marlí se considera ya una triunfadora, pues representará al estado de Hidalgo en un certamen de belleza que, ha podido comprobar, tiene por objetivo empoderar a la mujer e impulsar programas de carácter social.
A dos semanas del certamen nacional y después de intensas jornadas de entrenamiento físico, de cursos de dicción, para hablar en público, de caminata en pasarela, etcétera, Marilí se considera lista para competir por esta corona. “Ya necesitamos una nueva reina de belleza mexicana”, señala.
“Voy paso a paso”, afirma, para subrayar que después de ganar la corona de Hidalgo ahora el objetivo es conquistar el certamen nacional de un concurso que asegura, “no tiene nada de superficial ni vacío.”
Las 31 concursantes de Mexicana Universal se encuentran concentradas desde el día 2 de junio en la Ciudad de México, en donde cuentan con todo tipo de entrenadores. “He aprendido mucho, un aprendizaje que me servirá de por vida.”
Como toda joven aspira a poder viajar, conocer el mundo pero también a desarrollar una profesión “que me apasiona”; nada mejor que un espacio vacío para diseñar entornos que respondan a la personalidad y necesidades de quienes los ocuparán.
Pero sabe de la importancia del trabajo social para crecer como persona y servir a los demás. Desde hace meses impulsa un proyecto de atención a los adultos mayores. “Se trata de acercarles a las Casas de Día actividades lúdicas y activación, talleres y pláticas que les fortalezcan las ganas de vivir, que lamentablemente, con la edad avanzada se van perdiendo.”
En caso de coronarse como Mexicana Universal, uno de los premios que recibirá será financiamiento para esta labor social. “Mientras busco atraer a jóvenes comprometidos para formar un equipo.”
Pero sobre todo, Marilí está convencida de que vive una experiencia extraordinaria que hay que disfrutar, más que sufrir, por lo que busca disfrutar de la dieta rigurosa, el entrenamiento extenuante y las largas jornadas de trabajo, recordándose que no serán eternos.
“¿Temores? ¿Incertidumbre? ¡Quedaron atrás! No más nervios ni dolor de estómago. Estoy preparada, soy fuerte y tengo objetivos. Ya soy una triunfadora”, exclama.