Depredación forestal VS. cambio climático
En colaboraciones previas he tratado el tema del calentamiento global desde la perspectiva de un no-experto en el tema. Se trata de un fenómeno complejo que requiere de un estudio profundo.
Uno de los efectos más dramáticos del incremento del dióxido de carbono en la atmósfera es el llamado efecto invernadero. Este se presenta cuando la radiación térmica emitida en la superficie del planeta es absorbida por algunos gases atmosféricos (de manera importante, el dióxido de carbono) e irradiada en todas direcciones. Esto provoca un incremento considerable en la temperatura superficial de la atmósfera, algo que ciertamente ya estamos contemplando en nuestro planeta.
Dichos gases de efecto invernadero provienen principalmente de la quema de combustibles fósiles: petróleo y carbón, productos de la actividad comercial de nuestra especie en este planeta.
Debido a su complejidad, los escenarios de los efectos del cambio climatológico involucran simulaciones computacionales que contemplan todos los efectos posibles. Por ejemplo, por muchos años, el albedo de la tierra (que es el cociente de la radiación reflejada entre la radiación incidente), incrementado en los casquetes polares habría provocado que una porción mayor de la radiación electromagnética proveniente de nuestro sol fuese devuelta a la atmósfera, con lo cual se había alcanzado un equilibrio respecto de otras porciones más oscuras de la Tierra.
Es muy probable que los recientes incendios en el Amazonas hayan sido provocados deliberadamente para “limpiar” grandes extensiones de bosque tropical que posteriormente serán destinados a diferentes usos. Una hipótesis apunta en dirección de empresas que especulan con territorios protegidos para posteriormente revenderlos a desarrollos inmobiliarios. El número de incendios forestales durante el presente año es ya mayor de los 70 mil. El efecto de los gases vertidos a la atmósfera, así como el impacto ecológico a mediano y largo plazo, es una tarea que aún se está llevando a cabo.
Carl Sagan estudió el caso de la atmósfera del planeta Venus en relación con el efecto invernadero. Venus presenta una concentración de dióxido de carbono que supera el 95 %. De manera que este planeta registra el caso del efecto invernadero más notable conocido, con temperaturas promedio superiores a los 400°C. Muchas de las simulaciones del efecto invernadero que se calcularon originalmente para Venus, pueden aplicarse para la Tierra. Eso nos provee de una herramienta para ayudar a contemplar los diversos escenarios que se presentarían en nuestro planeta. Los pronósticos no son, en general, favorables si se continúa quemando combustibles fósiles al ritmo que actualmente se mantiene en muchos países industrializados. Se requiere iniciar acciones drásticas si realmente intentamos generar un cambio significativo que, a mediano plazo, nos permita revertir el daño causado a la naturaleza.
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