Una vez más la Feria de San Francisco Pachuca 2019 volvió a ser negocio “de muchos”, tanto al interior del recinto ferial como en el exterior, con la venta de alimentos, de prendas de vestir, servicios como lavado de ropa o renta de espacios de estacionamientos en la vía pública.
La búsqueda de “comidas corridas” y alimentos económicos por más de un millar de empleados de establecimientos comerciales al interior de las instalaciones de la feria, llevó a florecer en las últimas semanas no solo a las “cocinas” al interior del mercado Juan C. Doria, sino a infinidad de negocios como pollos rostizados, de quesadillas y “machetes”, de birria, carnitas o barbacoa, además de chalupas, hamburguesas, tacos de todo tipo, etcétera.
Tan sólo un expendios de pollos rostizados de una famosa panificadora reporta un alza en sus ventas de un 70 por ciento entre semana y hasta el 100 por ciento los fines de semana.
Elevaron sus ventas también, en un 50 por ciento en promedio, las panaderías, tortillerías, puestos de tamales, de fruta picada y jugos, además de ampliarse la oferta, muy temprano, a café de olla y pan de dulce.
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“Este año tuve la experiencia de que venía un joven todos los días por huaraches con bistec o pollo deshebrado que vendo en 35 pesos, y que a los días, me enteré, revendía entre sus compañeros en el interior de la feria en 50 pesos”, comenta Rosalía, quien amplió su horario a tarde y noche en su puesto de chalupas, a escasa distancia del recinto ferial.
También, al exterior de una famosa farmacia ubicada cerca de la entrada del recinto ferial, un par de mujeres aprovechó la ocasión y llegan desde la madrugada con tamales calientes, café de olla, atoles, tortas, cocoles con cajeta y vasos con fruta picada, teniendo a taxistas y empleados de la feria entre sus clientes.
Proliferó entre los vecinos de la colonia Juan C. Doria los que rentaron habitaciones para los “ferieros”, además de ofrecerles el lavado de ropa o serviles “comida casera”.
Igualmente, en las áreas de estacionamientos y puestos habilitados, prolifero la venta de prendas de vestir usadas o nuevas a bajo precio, para quienes llegaron a trabajar a la feria sin estar debidamente equipados.
Para malestar de muchos asistentes a la feria, proliferó nuevamente la renta de espacios de estacionamiento, por los vecinos, ya sea a lo largo de las calles, acaparando desde temprano los espacios, o en predios baldíos habilitados como estacionamiento.