Violencia arrebata una fecunda vida intelectual
Raymundo Isidro Alavez
Memoria es un don del hombre y de animales, es entendido por el cúmulo de conocimientos obtenidos a través de la lectura, entendimientos en la vida cotidiana. También es el conjunto de experiencias vividas, sentidas, percibidas; también son ideales trazados desde el pasado. En ese complicado proceso de organizar y reconstruir de eventos sucedidos.
Retengo en mi memoria el verano de 2009, durante en mi estancia en Centro Internacional de Traductores Literarios sede en la Ciudad de Banff, Alberta Canadá (BILTC por sus siglas en inglés canadiense). En ese acogedor espacio para el cultivo de las artes, las matemáticas conocí y traté Enrique Alberto Servín Herrera dinámico abogado, académico, poeta, editor, narrador, traductor y poliglota.
Su vocación de defensor de grupos originarios principia con la preservación de lenguas originarias en Chihuahua, inició la etnia Tarahumara más conocido por insistencia de ellos mismos por “Rarámuri”. La Lengua originaria más hablada en el estado es el Rarámuri, Tepehuán Pima y Guarijío. Consciente de la pérdida paulatina de estas hablas por falta de políticas educativas para su preservación, dijo diseño el comic la pequeña historia de un héroe de esa etnia: Tepórame, rarámuri, irétari; escrito sólo en lengua rarámuri.
En el transcurso de la presentación de las obras literarias que estábamos traduciendo, destacó el objetivo de hacerlo en la legua originaria o idioma, él dijo: “defender las lenguas originarias es prioridad porque las lenguas no sólo es parte de la tradición de una etnia, sino además es registro e imaginación colectiva y es una biblioteca inmaterial. Su erradicación es manifestación de violencia contra cualquier grupo originario”. La cual es cierto porque la exclusión es una de las formas de manifestar violencia.
Enrique Servín tuvo el don de hacer pronta amistad con los becarios y mostrar solidaridad con ellos, acompaño a Yorgos Rouvalis, abogado, economista, exdiplomático y traductor griego. Tradujo poesías de José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Ricardo Posas y algunas de Octavio Paz. Durante su estancia fue necesario su traslado a la Ciudad de Calgary para cumplir con un tratamiento médico, en una de las ocasiones los acompañe, en el transcurso de la espera acudimos a una librería para adquirir una biblia escrita en idioma africano, previamente investigado por Enrique, que en ese lugar se encontraba dicha obra.
Servín pidió que le dijera diez palabras en la lengua hñähñu, puso atención en los movimientos de mis labios al pronunciar las palabras, continuó el recorrido para conocer la ciudad viendo de lejos hermoso y emblemáticos lugares.
Continuó el recorrido para conocer el exterior El Museo Glenbow, museo de arte e historia de Cowton, Ciudad Vaquera, también así es conocida la Ciudad de Calgary por realizar vaqueros, también conocí por fuera Heritage Park Historical Village (Parque Histórico de la (Ciudad de Calgary porque él ya estaba familiarizado en esa ciudad, regresamos al lugar de la clínica para saborear un helado, de pronto. Enrique me repite las diez palabras dichas en orden y con excelente pronunciación. Mi curiosidad me obligó a preguntar sobre esa habilidad, contesto que era muy fácil, allí me comunico que él hablaba y escribía en 25 idiomas, incluido cuatro lenguas nacionales de México. A lo largo de los 128. Kilómetros de regreso a Banff, tuvimos una amena charla con ellos.
Servín fue tenaz protector de las lenguas originarias, porque al desaparecer cualquier habla de pueblos nativos, se pierde tradiciones por no haber registro de ellas tanto verbal como escritura, es biblioteca inmaterial. Fue reiterativo en defender las lenguas: “un idioma es un sistema para concebir y procesar de determinada manera el cosmos, las sensaciones, las emociones, el cuerpo, la sociedad el mundo físico, el imaginario colectivo, la cultura material”. Todo eso se pierde cuando se sepulta un idioma o lengua.
Continuaron esporádicos encuentros, unas veces sólo para saludarnos, porque siempre estaba ocupado en atender a otros, en uno de estos encuentros fue en julio de 2014 en el Museo de Antropología e Historia, donde le obsequié El Principito traducido al hñähñu, no se pudo concluir nuestras charlas, porque en el estrado una niña de un pueblo originario al decir sus palabras se cohibió ante el público y olvidó sus palabras, empezó a llorar y Enrique sube para consolarla. Acto de humanismo.
Tres años después de haber donado el Principito traducido mi lengua materna, me notifica otro escritor que Martin Chávez cantante y poeta conocido por “Makawi” en colaboración con Servín se dio a conocer la traducción de esta majestuosa obra literaria en lengua rarámuri.
Para difundir las lenguas originarias de su natal Chihuahua impartió cursos para capacitar a niños, a través de este recurso didáctico revaloraran su lengua materna. Escribió mitos rarámuris condensado en el libro: Mitos, Cuentos y Leyendas Rarámuris, la obra que fue premiada con la presea Andrés Henestrosa, compitiendo con escritores de varias partes del mundo, al respecto de los mitos dijo: “las sociedades no pueden prescindir de los mitos, las sociedades voltean a los mitos constantemente sobre todo en etapas de crisis, porque los mitos le dan seguridad en sí misma, les dan identidad, son grandes estandartes identitarios”.
Además, Enrique Servín fue laureado, con el premio Nacional José Fuentes Mares, con la presea L. Gaborau otorgado por Banff International Literary Traslation Centre (BILTC), por Conaculta con la obra Hablemos el Tarahumara, Universidad Autónoma de Chihuahua con la obra El agua y la Sombra, Instituto Nacional de Bellas Artes y la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez con el libro: Luces y Voces del Desierto. Y coautor de otros títulos. Participo en Congresos internacionales de poesía en: Grecia, India, Italia, Canadá y China.
La vida productiva de Enrique Alberto Servín Herrera fue segada el 8 de octubre del presente año, el instinto violento se descargó ante este intelectual, académico universitario, promotor de la cultura y guardián de las lenguas originarias. Lo mismo sucede con luchadores sociales que defienden causas mutuas, defensores del medio ambiente. De igual manera sucede con generadores de opinión, pagan con su vida por elevar su voz ante lo injusto, abusos, arbitrariedades y la ignorancia. ¿Hasta cuándo conviviremos en tolerancia?