Tolerancia y derechos humanos
Lic. Maribel Olguín Juárez*
La tolerancia es uno de los valores humanos más respetados, fundamental en las personas, tiene que ver con la aceptación y reconocimiento de las situaciones que se alejan de lo que cada una de ellas posee o considera dentro de su forma de actuar, es la admisión de la diversidad de opinión, social, étnica, cultural y religiosa.
Este valor esencial nos obliga a aprender a atender y aceptar a los demás, respetando las distintas formas de pensar y conducirse en la vida, siempre y cuando éstas no contravengan los derechos primordiales. Es una virtud, pues atiende a evitar las desigualdades y los conflictos.
El 12 de diciembre de 1996, en la 82 sesión plenaria, la Asamblea General de las Naciones Unidas en la Resolución 51/95, exhortó a los Estados miembros a que el 16 de noviembre de cada año se observara el Día Internacional para la Tolerancia, ya que las Naciones Unidas se han comprometido a fortalecer la tolerancia mediante el fomento de la comprensión mutua entre las culturas y los pueblos.
En 1995, los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) adoptaron una Declaración de Principios sobre la Tolerancia. Dicha Declaración afirma, entre otras cosas, que la tolerancia no es indulgencia o indiferencia, es el respeto y el saber apreciar la riqueza y variedad de las culturas del mundo y las distintas formas de expresión de los seres humanos. La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros. La gente es naturalmente diversa; sólo la tolerancia puede asegurar la supervivencia de comunidades mixtas en cada región del mundo.
Por tanto, es de vital importancia que cada persona conozcamos y reconozcamos que dicha tolerancia no es un complacencia o una apatía, es necesario privilegiar el respeto de todos, ponderar por la igualdad, que es base esencial de nuestros derechos humanos, lo que nos conlleva a no permitir que ninguno de ellos se vulnere o transgreda, sin olvidar que cada persona tiene el deber y obligación de cumplir con la firme tarea de pregonar el valor esencial de la tolerancia, pues hoy en día las circunstancias que implican el menoscabo de ésta, conllevan a hechos violentos, mismos que van en aumento, lo cual lacera la vida humana.
Hoy todas y todos tenemos que cumplir con la ardua tarea de promover y difundir dicho valor, cumplir puntualmente con el mismo, lo cual nos permitirá el disfrute digno de todos nuestros derechos, consumar tan significativa Regla de Oro ‘Tratar a los demás como quieras ser tratado’, todas las personas somos por naturaleza diferentes, así que sólo la tolerancia puede asegurar la estabilidad de las relaciones familiares, laborales, sociales, espacios donde surge la imperiosa necesidad de observar que la tolerancia no sólo es un deber moral, sino un requerimiento legal para todas las personas, los grupos y los estados, ya que desde el marco del Derecho Internacional sobre derechos humanos, se exige legislar para proteger la igualdad de oportunidades de todos los grupos y personas en la sociedad.
En la familia, el trabajo, comunidades, grupos y sociedad, gozamos de los derechos consagrados en ordenamientos jurídicos nacionales e internacionales; por tanto, es deber de todas y todos conocer los derechos humanos, gozar íntegramente de ellos, pero sobre todo congratular el valor fundamental de la tolerancia, lo que nos permitirá el disfrute de ellos y el respeto de los derechos de todos y todas.
Hoy en día debe ser una labor incansable difundirlo, desde nuestro entorno, debemos asumir una responsabilidad para efectuar una ardua tarea que permita el goce pleno de los mismos, nuestra vida debe estar libre de violencia, es un deber mantener relaciones cordiales en la familia, en el trabajo, en la comunidad en la sociedad, lo que implica ser tolerantes y respetar la forma de pensar y actuar de los demás, permitir que cada persona exprese sus opiniones con libertad, pues cada individuo debe ser tratado con dignidad y respeto, desde el núcleo familiar se debe enseñar y aprender a ser tolerante lo que se traduce en el respeto de todas y todos.
* Visitadora Adjunta B de la CDHEH en Tepeji del Río de Ocampo