Doctora Karina Pizarro Hernández

Para dónde mirar, para dónde reflexionar… hacia el norte, donde miles de connacionales están viendo la pandemia del COVID-19 en situaciones de discriminación dentro de Estados Unidos. O para el sur, donde tanto autoridades como pobladores violentan a los inmigrantes centroamericanos.

El mexicano sufre y ejerce xenofobia. Pero el fenómeno migratorio en nuestro país no se trata únicamente de dos miradas, sino de múltiples, pues se le suman los inmigrantes establecidos a lo largo de nuestro país. No únicamente se debe mirar hacia las zonas fronterizas.

A su vez, cada escenario de la migración nos lleva a una multiplicidad de problemas por afrontar ante la pandemia. A la crisis sanitaria se le suma la económica que afectan a albergues, centros de detención, condiciones laborales sin prevención sanitaria, desempleo, enfrentar múltiples pagos del día a día y hasta la desinformación e ignorancia del presidente Donald Trump. Nadie la tiene fácil y muchos menos los migrantes quienes huyen de sus países por la violencia, por buscar mejores condiciones laborales o reencontrarse con sus familias. El miedo y la incertidumbre nos agobian, pero no a todos por igual, la pandemia profundiza las desigualdades y la pobreza. Son los migrantes los primeros en ser despedidos, no cuentan con ahorros para sostener tal crisis por lo que no hay dinero para cubrir los gastos de alimentos y vivienda; no tienen acceso a los servicios de salud y mucho menos pueden pagar la muerte.

Tratemos algunos aspectos de la migración México-Estados Unidos ante la pandemia del COVID-19, iniciemos con los datos estadísticos para contextualizar la situación demográfica. Según resultados de la Current Population Survey (2018) reportaba que alrededor de 38.5 millones de persona de origen mexicano residían en el país del norte, de ellos 12.3 millones habían nacido en nuestro territorio y 26.2 son mexicanos de segunda y tercera generación (es decir, personas nacidas en territorio norteamericano pero con uno o ambos padres nacidos en nuestro México). Una tercera parte, lo que implica el 32.8 % han obtenido la ciudadanía estadounidense, por lo que cerca del 67.2 % (25.8 millones) no cuenta con papeles y desde siempre ha sido la población más discriminada y marginada.

Aun cuando han emigrado para una mejor vida, las condiciones para la mayoría no han mejorado. Son estigmatizados y discriminados en un país donde el rechazo viene del Estado y orquesta toda una infraestructura de criminalización. Y ante la pandemia no tenía por qué ser diferente, un ejemplo es que de los 2.2 billones de dólares dispuestos por el gobierno norteamericano como emergencia económica, ningún inmigrante no autorizado podrá tener acceso a dichos recursos.

¿Cómo van las cifras en cuanto a infectados y defunciones? La agencia noticiosa de NBC News reportó para el 26 de abril del año en curso, que el número de fallecidos en la Unión Americana era de 53,958, mientras que los casos de contagio habían aumentado a 952,451. Los estados que se han visto mayormente afectados por el coronavirus son primeramente Nueva York con 288,045 infectados y 22,068 muertos, seguido de Nueva Jersey con 109,038 contagiados y 5,938 muertos, Massachusetts con 53,348 infectados y 2,730 fallecidos, y Michigan con 37,203 infectados y 3,274 muertes. ¿Dónde están nuestros connacionales? Pues justamente en las ciudades más importantes de estos estados, por lo que se reportaban 417 mexicanos fallecidos en Nueva York, seguido de Illinois con 26 y California con 25.

Al parecer en el país y en Hidalgo la historia se repite, fue hace 23 años que Margarito Pérez se encontraba buscando apoyos diplomáticos y económicos para poder repatriar a un amigo que había fallecido. Es a partir de ese momento que, junto con Odilón Mezquite, Genaro Baltasar, Virginio Paloma y Severiano González, todos hñähñús de Ixmiquilpan, fundan el Consejo Mexicano de la Bahía de Tampa, en Florida. La necesidad los obligó a organizarse, y hoy son unas de las agrupaciones de migrantes del estado más fuertes y consolidadas.

Los datos estadísticos de la Current Population Survey (2018) señalan que 368,454 hidalguenses se encontraban residiendo en Estados Unidos y el Consejo Nacional de Población (Conapo) de 2014 ubicaba a nuestro estado en el quinto lugar con más emigrantes. El estado de California es el que cuenta con mayor presencia de hidalguenses, con 99,732; seguido de Texas con 61,713; Florida 35,826; Georgia 23,390; Carolina del Norte 12,128 e Illinois con 11,480, según datos de la Secretaría de Desarrollo Social de Hidalgo de 2019.

Hasta este fin de semana, el gobierno estatal no había reportado ningún fallecido en la entidad, y anunció en el Diario Oficial las modificaciones al Programa de Atención al Migrante ante la situación de emergencia del COVID-19. Los paisanos hidalguenses que estén diagnosticados como positivos del COVID-19 podrán recibir apoyos económicos de 8 mil pesos más un apoyo a su familia por 5 mil pesos y que durante el último bimestre o primero del 2020 comprueben haber enviado remesas. Se apoyará con 25 mil pesos en caso de fallecimiento. Por desgracia ningún apoyo será suficiente ante la magnitud del problema, pues no solo implica subsidios económicos, sino debe ser un programa integral con un soporte psicológico y jurídico a nivel familiar y comunitario. Recodemos que la mayoría de los emigrantes son originarios de poblaciones indígenas como Tasquillo, Pacula, Ixmiquilpan, Nicolas Flores, Jacala, La Misión, Pisaflores, Cardonal.

Otro punto que deben estar contemplando las autoridades es una nueva oleada de migración de retorno. Muchos comparar la crisis económica del COVID-19 con la de 2008, y hasta muchos más crítica, en ese entonces regresaron a nuestro país cerca de 4 millones de mexicanos, según datos del Censo de 2010 en comparación con las proyecciones de CONAPO.

 

* Investigadora honorífica de la CDHEH