Actriz e investigadora teatral, Susana López Fernández comparte su trayectoria en las artes escénicas, pues el mundo del teatro ha sido su gran pasión desde la más tierna infancia, lo cual actualmente proyecta como integrante de la Compañía Estatal de Teatro de Hidalgo.

Aunque avecindada ya desde hace mucho tiempo en Hidalgo, Susy López es originaria de la Ciudad de México, donde desde muy pequeña, comenzó su interés en el arte teatral, pues desde la guardería, a los 3 o 4 años de edad, tenía muchas actividades artísticas en las que participaba.

“Yo era la niña de todos los moles, ni siquiera habían dicho qué festival era y yo ya tenía levantada la mano. Pocas veces mi mamá pudo verme en los escenarios, porque siempre estaba atrás cambiándome para el siguiente número de los festivales”.

Otra inspiración para acercarse al teatro, fue ver desde pequeña, como a los 6 años, a su primo, quien era alumno del CCH Vallejo, y llevaba un grupo de teatro. Como la casa de los abuelos de ambos estaba cerca de la escuela, su primo llevaba a sus amigos a ensayar obras como Vaselina y otras de teatro musical, “yo era muy chamaca, estaba en casa de mis abuelos, y yo me escondía en la cocina, para poder verlos. Me llamaba mucho la atención, hasta que me descubrieron, y me jalaron y me enseñaron y demás, y el teatro me empezó a gustar mucho”.

Aunque veía remoto convertirse en actriz, su mamá en una oportunidad la llevó a ver el musical La Bella y la Bestia, de Lola Cortés, de lo cual quedó prendada y comentó a su mamá, “tengo que hacer esto”.

Susy López considera que en la secundaria y en la preparatoria se dio el quiebre, “en la secundaria me metí a hacer cositas de teatrito, porque justo no teníamos como tal artes escénicas, entonces cuando había oportunidad de algo, me metía y de ahí ya empecé en el teatro y después en la Preparatoria 9 estuve en el grupo de teatro. Ahí mi maestra Isis García, que estaba a cargo del grupo de teatro, al salir los concursos interpreparatorianos de lectura y dramatización, me habla, me dice si lo armamos, y le respondí que sí. Y entonces ganamos, ganamos en prepa y a nivel interpreparatoriano de la UNAM logramos el segundo lugar”.

Esto la animó más y comenzó a trabajar en compañías de teatro independientes, gracias a que también su primo trabajaba en éstas, “empecé a trabajar y me empezaba a gustar cada vez más, y cada vez más. El hecho de estar trabajando para una compañía, hicimos mucho teatro para escuelas, teatro estudiantil, y me gustaba mucho, porque estaba haciendo teatro para mis pares, para los chavos de mi edad”.

En ese entonces hizo obras como Rojo Amanecer, Ana Frank o 1910 de Maruxa Vilalta, no solamente obras comerciales, aunque también hizo teatro para niños como Aladin. “Eran obras que tenían mucho sentido para mí en ese momento, claro, vamos a habla de cosas fuertes y de cosas rudas. Recuerdo un montaje que a mí me gustó mucho que fue Los Hijos de Sánchez, que habla de esta familia mexicana y de cómo le cuesta trabajo sobrevivir a esta familia”.

Justamente, interpretó en esta obra a Antonia, una quinceañera que tenía un cierto retraso mental, pero como ella no tenía un modelo cercano como para encarnar a esta mujer, que en la obra está enamorada de su primo y vive en escena un amor adolescente, tuvo que trabajar con sus medios para dar vida a este personaje, que le significó mucho, pues gracias a ello, “en el teatro, el público preparatoriano se brindó a darme aplausos de pie”.

Al terminar sus estudios de preparatoria, emigró a Pachuca, y había llegado el momento para decidir una carrera a la cual se iba a dedicar toda su vida. Aunque estuvo sondeando en la UNAM y en el CUC, al llegar a la capital hidalguense, le mencionaron que la universidad tenía la carrera de teatro. Al habla con sus papás y comentarles su determinación de estudiar teatro, se dieron cuenta de que era su camino, así que le pidieron estudiarlo bien, para que tuviera todo el conocimiento que le podía orecer la escuela y defenderse en el mundo laboral.

Así que antes de entrar al Instituto de Artes de la UAEH, Susy López siguió haciendo teatro en el Centro de las Artes, hasta que tras una entrevista y su propedéutico, la aceptaron en la carrera de Teatro. Su sueño de niña continúo de manera profesional al dedicarse a las artes escénicas, por lo cual agradece el apoyo de sus padres, ya que vieron en su hija a alguien que se dedicó a hacer lo que realmente le apasiona.

Justamente en la universidad, refiere que tuvo maestros de diferentes y variadas corrientes, pero llegó con la gran ventaja de haber hecho teatro antes, así que a la mejor de manera intuitiva, tenía conocimiento, lo cual le ayudó en las técnicas teatrales que aprendió, tanto de vieja escuela como más experimentales. Al ser la única en la familia que se decantó por una licenciatura en las artes escénicas, reconoce que al seno familiar le costaba compartirlo, por lo que en la escuela sus escritos teatrales eran casi tesinas, recuerda le bromeaban sus maestros. Por ese entusiasmo, antes de salir de la universidad, ya era llamada para hacer teatro, pues la jaló una maestra para generar recorridos escénicos, que tenían un sentido pedagógico al formar a chavos de secundaria.

También se empezó a desarrollar como actriz, pues para Susy, fue muy bonito que sus maestros la buscarán y compartieran su trabajo con sus ahora colegas. Reconoce que la carrera teatral es difícil, porque el país en general no tiene una cultura del consumo de cultura.

Sin embargo, en estos años de trayectoria, ha buscado siempre cómo hacer mejor su trabajo, lo que le ha valido ser llamada para más acciones, “es buscar cómo ir creciendo en su labor para que uno tenga trabajo”.

Susy reconoce que es una gran oportunidad pertenecer a la Compañía Estatal de Teatro de Hidalgo, pero comparte que hay otras 30 compañías más, que están picando piedra y se rompen el lomo por llevar un espectáculo de calidad al espectador.

En su trabajo teatral Susy ha realizado giras por el interior del país, ya que su trabajo no sólo lo ha expuesto en la Ciudad de México o en Hidalgo, sino en otras entidades, como Puebla, Estado de México, Jalisco, San Luis Potosí, Tamaulipas, Querétaro, donde acudió con Neurodrama a montar Moby Poeta Ballena, donde revela con interés cómo va cambiando la recepción de los públicos.

Obras que ha disfrutado han sido su primer unipersonal, un monologo que hablaba sobre la trata infantil, donde se buscó la reflexión, para mover al público en qué puede hacer para prevenirlo, además de hacer Baby Rock, que fue una obra para primera infancia que la puso de cabeza.

Susy reflexiona y comparte a quien quiere dedicarse al teatro, “no necesitas que alguien te diga que lo tienes que hacer. Si tú quieres hacer teatro, hazlo, no preguntes a alguien más y hazlo, búscate tu espacio, tu clase, la manera. Si algo me queda muy claro, después de tantos años y de todo este tiempo de dedicarme a esto, es hacerlo. Hacer tu necesidad de hacer las cosas y compartirlas, vivirlas y compartirlas con los demás”.