Los secretarios de cultura de Hidalgo y del Estado de México, José Olaf Hernández Sánchez y Marcela González Salas, respectivamente, dieron a conocer la unión de las dos entidades para celebrar el quinto aniversario de la Inscripción del Acueducto del Padre Tembleque en la Lista del Patrimonio Mundial, mediante una amplia programación que tiene la finalidad de promover entre la sociedad, la historia y relevancia del complejo hidráulico más importante construido durante el virreinato en el continente americano.
El programa para celebrar al acueducto incluye videoconferencias, documentales, entrevistas, presentación de libros como “El Acueducto del padre Tembleque, agua, humanismo y labor comunitaria en el altiplano central mexicano” y “En busca de agua para no morir de sed”.
Además, se presentarán conversatorios, actividades que se realizarán del 6 al 8 de julio y se transmitirán en las redes sociales y plataformas digitales de la Secretaría de Cultura de Hidalgo y la Secretaría de Cultura y Deporte del Estado de México.
En su mensaje, el secretario de Cultura de Hidalgo, José Olaf Hernández Sánchez recordó que entre los años 2011 y 2014 los gobiernos de Hidalgo y el Estado de México, el INAH, la Dirección General de Sitios y Monumentos de Conaculta (hoy Secretaría de Cultura), los gobiernos municipales de Zempoala, Tepeapulco, Axapusco, Nopaltepec y Otumba y el Patronato Acueducto del Padre Tembleque logran la postulación, luego de 11 años de estar en lista de espera, para la inscripción como Patrimonio Mundial del Acueducto del Padre Tembleque.
Para tal logro, se emprendió la tarea de crear dos documentos: el Expediente Técnico de Postulación (describiendo qué se va a proteger) y unas líneas generales de plan de manejo (cómo se va a proteger).
Recordó que el 5 de julio del año 2015, en la 39 Reunión del Comité de Patrimonio Mundial Cultural y Natural, se eligió por unanimidad al antiguo acueducto como el bien cultural número 1463 del mundo y el número 33 para México, nación que tiene el mayor número de bienes inscritos en el continente americano.
El acueducto quedó inscrito bajo la denominación de Complejo Hidráulico Acueducto del Padre Tembleque y en la categoría de “Canal Patrimonial”, el certificado se hizo oficial el 8 de julio al finalizar la reunión. Ya en México, en septiembre del 2015 se reunieron representantes de los organismos participantes en la postulación para crear la Comisión Intergubernamental para el Seguimiento del Plan de Manejo.
El Complejo Hidráulico Acueducto del Padre Tembleque comprende una zona de monumentos de alrededor de 48 kilómetros de longitud, con una zona de monumentos aún más extensa. De éstos, Zempoala tiene en su territorio el 52.93 por ciento; mientras que en el Estado de México, Axapusco posee el 27.94%, Nopaltepec 8.69% y Otumba el 10.42% del monumento.
El acueducto del Padre Tembleque fue construido entre los años 1555 y 1572, cuando a consecuencia de la contaminación del agua del amanal de Otumba, se requirió traer agua para consumo humano, y la iniciativa fue de Fray Francisco de Tembleque, quien primero solicitó el líquido a Tepeapulco, donde recientemente se había construido un acueducto, pero el agua no alcanzaría, por lo que se optó por tomarla de los manantiales al pie del volcán del Tecajete en Zempoala.
Desde ese lugar, se empezaron a construir apantles o canales de piedra y dos ramales, uno hacia Zempoala y su convento y otro hacia Otumba, la gran proeza de la ingeniería era cruzar la barranca del Río Papalote, en donde se halla la arquería mayor de más de un kilómetro de longitud con arcos de medio punto de estilo romano y con técnicas de construcción similares a las utilizadas en el pasado prehispánico, como es el caso de la cimbra de adobe.
Durante la construcción del acueducto, muchas comunidades aportaron materiales y trabajo de manera colaborativa, especialmente en el caso de mujeres que tejían ayates de fibra de maguey, mismos que eran intercambiados por cal para la construcción.
Este monumento patrimonio mundial, además de la arquería mayor, tiene considerado en su conjunto los manantiales y ojos de agua, arcos simples y dos arquerías más, canales, cajas y tomas de agua, areneros, sifones y aljibes. Todo se complementa con un paisaje en donde hay centros históricos, poblaciones antiguas, conventos y capillas, haciendas pulqueras, instalaciones ferroviarias y un paisaje cultural magueyero-pulquero en donde además sobrevive la práctica cultural inmaterial agrícola y de la producción de pulque.