Jesús Cruz Fernández

Jacques Delors, político francés, en el informe que le solicitó la ONU sobre educación para el siglo XXI en 1997, que él tituló “La educación encierra un tesoro”, menciona que existen 4 pilares de la educación: Aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos y a ser, estos pilares contribuyen a educar a personas competentes que puedan desenvolverse en la sociedad actual.

Aprender a vivir juntos en mi opinión considero que es uno de los pilares más importantes, ese aprendizaje se inicia en la familia, después la escuela y en la sociedad. En nuestra casa aprendimos convivir al observar la comunicación que se establecía entre nuestros padres, de ellos con nosotros, con los familiares, tíos, primos, parientes, en las visitas de fin de semana, cumpleaños o festividades. Todas estas vivencias o convivencias, que implican “vivir” “con”, que se dieren de manera frecuente, mediana, o poco regular, conforman la dinámica de como convivir con los otros.

De esas reuniones, conversaciones o interacciones, entre unos y otros, al interior o exterior de la familia, presentaban puntos de vista diferentes o coincidentes, entendimiento o desacuerdos, problemas de comunicación o interpretación, que podían generar molestias, fricciones, agresiones verbales, psicológicas o físicas, que se les conoce con problemas o conflictos.

Lo anterior es común que suceda en la mayoría de las familias, sociedades, estados y países porque ya lo hemos dicho aquí, varias veces, somo diferentes, únicos, irrepetibles y cada cabeza es un mundo, tenemos condiciones biológicas, físicas, capacidades mentales y psicológicas diferentes, por lo tanto, conocimientos, experiencias y formas de interpretar la vida diferente. A nivel mundial existen diferentes, razas, lenguas, religiones, políticas y culturales, existe una gran diversidad cultural y en nuestro país existe una gran multiculturalidad.

Aprender a convivir con lo que es diferente y son diferentes a nosotros, es una habilidad o competencia muy importante. Comprender a los otros, “ponernos en sus zapatos”, ser empáticos con ellos, ser tolerantes, sin dejar de considerar que nosotros de igual manera tenemos nuestras particularidades muy personales, que también deben ser respetadas y tomadas en cuenta, al momento de relacionarnos, establecer acuerdos y solucionar problemas o conflictos personales o de grupo.

Existe una gran diferencia entre un problema y un conflicto, las personas en ocasiones los utilizan como sinónimos, pero no es asi, problema puede ser una dificultad, un inconveniente, una contradicción entre lo que es y lo que debería ser, o simplemente algo que nos impide lograr un fin.

Un conflicto según el diccionario Larousse, la palabra conflicto significa combate, lucha de pensamientos, sentimientos y necesidades contrarias, es decir hay antagonismo. También son situaciones en que dos o mas personas entran en oposición o desacuerdo.

Los conflictos pueden estar presente a lo largo de la existencia de todo ser humano, porque somos diferentes y pensamos diferente, pero debemos considerarlos como algo normal, porque en todos lados suceden. La diferencia estriba en la manera en cómo manejemos los conflictos, desde que posición o actitud asumimos ante ellos por ejemplo se puede pensar en Yo gano y Tu pierdes, Yo pierdo y Tu gana, Yo pierdo y Tu pierdes o Yo gano y Tu gana.

Cuando uno gana y otro pierde en una discusión, acuerdo o negociación, el que pierde queda irritado, resentido, lastimado en su orgullo, por ello esa actitud debe quedar descartada, si es que queremos mantener relaciones sanas o saludables. Por lado es conveniente apostarles a los acuerdos “ganar-ganar”. “Yo gano y tú ganas” buscar una solución que convenga a las dos partes, cediendo en algunos aspectos y ganando en otros, y quedando conformes las dos partes, de esta manera fortalecemos nuestras relaciones y continuamos aprendiendo a vivir juntos.

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Jesús Cruz Fernández