Alejandro Moreno*
México no tiene tiempo qué perder para salvar miles de vidas. Cada día mil familias sufren la pérdida de un ser querido sin siquiera poder despedirse de él. La tragedia no da espacio a cálculo político-electoral alguno. La vida de muchas y muchos está en peligro.
Por tal motivo llama fuertemente mi atención que en los planes dados a conocer hasta el momento para aplicar la vacuna contra el Covid-19, se pretenda incluir a los llamados servidores de la nación, promotores de programas sociales y voluntarios en cada una de las 10 mil brigadas que se pretende constituir para trasladarse a 280 mil localidades reducidas y dispersas por el país.
Y es que ¿qué tendrían qué hacer personas que no forman parte del equipo sanitario ni de las Fuerzas Armadas en la aplicación de vacunas? Resulta una desviación de la noble labor que representa aplicar la vacuna adquirida con recursos públicos en beneficio de la Nación.
Un segundo aspecto que resulta más grave aún es que la población adulta mayor que habita en las grandes ciudades deberá esperar a que esas 10 mil brigadas concluyan su labor en localidades apartadas y se trasladen a las urbes para empezar a vacunar. Se trata de un tiempo que muchas y muchos mexicanos no pueden esperar.
A ello se suma que después de los adultos mayores seguirán pacientes con enfermedades crónicas y las y los maestros de México. Es evidente que este plan no dará buenos resultados y su lentitud e ineficacia se traducirán en más luto.
Por ello, debe avanzarse por pistas paralelas no excluyentes, tal y como está sucediendo en otros lugares del mundo en donde se han instalado centros de vacunación que están abiertos las 24 horas, los siete días de la semana y que atienden a todo aquel que busque vacunarse. Ésa es la organización que sí permitirá a esas naciones superar la pandemia, de otra forma sólo se estará administrando la tragedia y el dolor.
El ritmo de inmunización en México tiene que ser intenso, pues cada día sin vacuna ni cubreboca representa la oportunidad perdida de salvar vidas, de evitar el sufrimiento de familiares y la derrota de México frente al coronavirus más letal que hayamos conocido.
Se debe utilizar toda la infraestructura sanitaria instalada en el país, así como al equipo médico que sí sabe maniobrar y aplicar vacunas y que ha demostrado gran profesionalismo en esa labor.
Solo se podrán alcanzar grandes resultados con la participación de todas las entidades federativas, municipios, sector social, sector privado y academia.
Mientras el coronavirus 19 nos está comprobando su potencial expansivo y letal, el gobierno federal está demostrando su incapacidad y crueldad en una labor que debiera motivar acuerdos, cierre de filas y trabajo en equipo.
La compra de vacunas con recursos públicos no puede ni debe ser motivo de intereses electorales.
Las autoridades deben reconocer insuficiencias y corregir errores. No hay mejor camino que la altura de miras y la responsabilidad en el ejercicio de gobierno.
*Presidente Nacional del PRI.