Lorena Patchen
Cuando hablamos de sufrir por amor estamos más cercanos a referirnos a lo que éste no es, porque lo que generalmente hace sufrir es el desamor; éste duele, el amor no.
Por lo tanto y para empezar: el desamor es ausencia de amor.
Sería importante dejar de romantizar al desamor, sobre todo porque en realidad éste llega a ser un tipo de violencia, porque si bien es cierto que la pareja y tú tienen derecho a dejar de amar, a cambiar de opinión respecto a seguir en la relación y por supuesto, desde antes de iniciar una relación se tiene el derecho a no corresponder, no amar no es una agresión, no es en contra del otro, sino que es no tomar la decisión de amar o elegir dejar de amar, lo que vuelve al desamor lastimoso es no hablarlo francamente, alargar la tortuosa indiferencia o entrometer el engaño y otras formas de maltrato en la relación, ese es el desamor que rompe la autoestima, que desmotiva, que mantiene en la zozobra al que pretende ignorar las señales o la ausencia de estas para saber que la relación y el amor siguen siendo asunto de los dos, entonces, no tiene nada de bello o agradable ser un guerrero del desamor y mantenerse al pie del cañón por si el otro decide algún día voltear a mirarme y quererme.
El amor no se obliga, amar no es obligatorio, intentar que sea así sería también un acto en contra de la voluntad de otro, y por lo tanto, sería igualmente violentarle, y tampoco es el caso, precisamente renunciar al desamor es evitar que alguien salga lastimado emocionalmente.
Quien ama o no quiere terminar la relación requiere admitir que su pareja ya no desea permanecer y que nada de lo que haga va a obligar a otro a amarle y que entonces es preferible desistir y seguir la vida en otra dirección.
Y quien no ama o no quiere estar es dueño del derecho a irse, así como tiene la responsabilidad de exponer la verdad antes de actuarla y lastimar todavía más, duele no ser correspondido, pero duele más ser engañado. Y aquí bien valdría la pena considerar la responsabilidad afectiva y liberar al otro de la esperanza, por empatía y respeto, es preferible decirle lo que ya no sientes ni pretendes sentir y dar paso a la posibilidad de que cada uno elija cómo vivir la separación afectándose lo menos posible o aún mejor, despidiéndose en amor y apoyándose mutuamente para hacer más transitable el adiós.
Si no aceptas la realidad esta no desaparece, incluso con el tiempo te lastima más.
Lo común ante el desamor es cuestionar porque el otro no te quiere, imaginar que hay un tercero o tercera (y sucede, pero no es la regla general) sin embargo, el asunto no es preguntar por qué no te quieren, sino preguntarte: ¿por qué insistes en quedarte en donde o con quien no te quiere?
No se justifica la violencia que puede generar a veces el desamor: la indiferencia, el engaño, la lejanía física y emocional, la manipulación… por eso es indispensable empezar a voltear la mirada hacia ti mismo.
Y si, cuando se está enganchado en el desamor casi toda tu energía está dirigida a lo que tu pareja o ex pareja hace o ya no hace.
Ves más al otro que a ti, te interesa más perseguir o convencer al otro que detenerte a pensar en ti.
Y dejar de hacer esto es justo lo que es necesario para decirle adiós al desamor.
Aunque al principio no sea sencillo, necesitas empezar a pensar más en cómo te sientes, más que pensar por qué el otro o la otra te hace esto (no quererte), pregúntate ¿Por qué yo me estoy tratando así?
Quedarte en donde no te quieren es una muestra de desamor… de un tremendo desamor hacia ti, es decir, de ausencia de amor propio.
Y no se trata de empeorar cómo te sientes reconociendo que tú tampoco te quieres, sino de que ese sea tu parámetro para fortalecer el amor propio, o si es el caso, para empezar a quererte.
¿Cómo le dices adiós al desamor?
1) ¡Queriéndote! (Respetándote y recordando que eres una persona valiosa y digna de amor).
2) Reconociendo que si no es mutuo, no es. La reciprocidad es indispensable, lo primero para que el amor perdure es que la intención de amar sea mutua.
3) Reconoce tu tristeza, enojo o incluso frustración, pero utiliza la inteligencia emocional para gestionar tus emociones sin lastimar ni hacerte daño.
4) ¡Enamórate otra vez! No corras tras otra relación, cuando digo “enamorate otra vez” me refiero a que te enamores de ti, de tu vida, tu soltería, tu trabajo, desenfoca tu amor de donde estaba y dirígelo hacia ti.
5) Dale tiempo al tiempo para curar las heridas y ayuda al tiempo con lo que haces para sentirte mejor .
6) Renuncia a sufrir en una relación. Es preferible aceptar que terminó y elaborar el duelo de la separación que prolongan el dolor ante la indiferencia y el desamor, y por ningún motivo aceptes que te lastimen.
7) No insistas, no manipules, no ruegues… Deja ir a quien no quiere estar, porque si se queda no vas a estar seguro de que te ama y desgastas tu imagen ante ti, no fractures ni empeñes tu autoestima con la intención de que alguien te quiera.
Quien quiere estar y amarte no necesita (ni pide, ni permite) que te humilles o que te hieras para que te ame.
Dile adiós al desamor, NO mereces sufrir porque no te quieren, despídete del desamor aceptando con dignidad que la relaciones pueden concluir y ten claro que se termina ese amor, no tu vida.
¡Adiós desamor y bienvenido amor propio!
¡Un abrazo virtual!
@Lorepatchen
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