El Derecho de Gil Borja
Hay un sinnúmero de empresas que miden la calidad de las instituciones de educación superior en el mundo; destacando las de carácter internacional, puesto que sirven de parámetro para que los egresados obtengan un reconocimiento en sus estudios y acceso a una mejor oportunidad de empleo.
En México, como el resto de Latinoamérica, el acceso que la población joven tiene a estudiar una oferta de nivel Licenciatura, es menor al 50%, (en nuestro país, el promedio es del 38%), puesto que, para consolidar a una institución de este tipo, se requiere la inversión de grandes recursos económicos, lo que es complejo en países con la pobreza disparada a niveles mayores a la mitad de su población.
Aun así, el gobierno federal, ha comprometido que, al final del sexenio, el 100% de los jóvenes en edad de ingresar a una Universidad, lo hagan, de manera gratuita y sin excepciones.
En un discurso, quizá más realista, el Subsecretario de Educación Superior del país, el Dr. Francisco Luciano Concheiro Bórquez, ha expresado en diversas reuniones, las francas aspiraciones para que cuando menos, el 50% de jóvenes en edad de estudiar una carrera, tengan acceso a una oportunidad.
El dilema mayor estriba no solo en la estadística del acceso a una educación superior, sino también a la calidad de la misma, puesto que, al final, quienes dan empleo, buscan personas con una preparación probada, toda vez que su dinero lo arriesgan en la producción de bienes y servicios y requieren mano de obra especializada y probada para lo mismo.
El discurso utilizado cada sexenio, por los distintos gobiernos, ha sido el de atraer inversión, procurando que los trabajos que se generen, sean preferentemente para mexicanos, no obstante, la realidad es distinta, cuando los inversores consideran que deben importar profesionales por la falta de especialistas en el ramo o por que la calidad de conocimiento de los sustentantes, no satisfacen los requerimientos del empresario.
La encuestadora QS World University Ranking, ha comparado el desempeño de 13,883 programas educativos, en más de 5,500 Universidades, evaluando, entre otras cosas, la reputación académica, la reputación del empleador, proporción de profesores con relación al número de estudiantes que atienden, citas en estudios y publicaciones científicas por facultad y/o institución, proporción de académicos internaciones y proporción de alumnos internacionales.
El resultado que publicó, fue de las 1000 mejores Universidades del mundo, resaltando que los primeros 5 lugares lo ocupan el MIT (Instituto de Tecnología de Massachusetts), con el 100 de calificación, seguida por la Universidad de Stanford (98.4), Harvard (97.9), el Instituto de Tecnología de California (97) y Oxford (96.7).
La Universidad mexicana mejor posicionada es la UNAM, en el lugar 100 y una calificación de 58.8, muy por debajo del 100 que tiene el MIT, superada en Latinoamérica por la Universidad de Buenos Aires que ocupa el lugar 65 y superando a la Universidad de Sao Paolo que ocupa el lugar 115.
Las instituciones privadas de educación superior mexicanas mejor posicionadas, son la Universidad Panamericana (lugar 571) y el Instituto Tecnológico Autónomo –ITAM- (lugar 701), mientras que la Universidad Autónoma del Estado de México, ocupa el lugar 801.
Triste la realidad de la mayoría de las instituciones de educación superior en México, que año con año sufren recortes presupuestales, en pos de crear nuevas Universidades, pero sin la calidad que demandan los empleadores para ser competitivos y, por tanto, acceder a un ingreso digno y suficiente para cubrir las necesidades de los nuevos profesionistas.
Hasta la próxima.
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