Por: René Anaya
Hubo un tiempo, en la posguerra, en que pensar que la ciencia se asomara a los medios impresos y electrónicos era considerado por muchos investigadores como una herejía o por lo menos como una falta de respeto a las instituciones científicas. Por tal razón, en esos tiempos solamente algunos periodistas temerarios se atrevían a asomarse a lo mal calificado como “templo del saber”.
Con el inicio de la era espacial, en 1957, la situación comenzó a cambiar en los Estados Unidos y también en México, pues un grupo de periodistas interesados por la ciencia y la tecnología o por lo novedoso, comenzaron a cubrir noticias de esa índole. Y hasta la fecha se ha seguido con ese trabajo, que ha permitido desmitificar a la ciencia.
El periodismo científico
Lo primero que hubo fue un intento de clasificar a las noticias de ciencia y a quienes las cubrían. Así, probablemente por homologación se comenzó a introducir el término de periodismo científico, como se dice del periodismo deportivo, periodismo financiero, periodismo cultural y otros que, evidentemente no son un intento de volver deportista, financiero, cultivador de las artes y las letras o científico a quienes lo ejercen.
Se trataba únicamente de comenzar a elevarlo a la categoría de una especialidad, en la que como otros periodistas dedicados a ciertas áreas, sí deben estar enterados de lo más relevante de su área. Así comenzó a popularizarse el término de periodismo científico.
Hay que agregar que también surgieron las primeras asociaciones de periodistas dedicadas a esta especialidad. Así se formó en España la Asociación Española de Periodismo Científico (ahora Asociación Española de Comunicación Científica), la Asociación Argentina de Periodismo Científico, la Asociación Mexicana de Periodismo Científico, de efímera existencia y la Asociación Iberoamericana de Periodismo Científico. La mayoría de estas asociaciones o desaparecieron o cambiaron de nombre.
Lo cierto es que el término sigue presente, aunque ya se sabe que no es la aplicación del método científico al periodismo y que tampoco hay la pretensión de convertirlo en una disciplina científica.
Aunque sí se encuentran semejanzas entre ciencia y periodismo, como lo hace Kevin Barnhurst, citado por Thomas E. Patterson en su libro Informar las noticias, quien refiere que existe una relación estrecha entre periodismo y ciencia: “Ambos atienden los incidentes del exterior, hacen suposiciones (que se convierten en sucesos o en hipótesis), ambos resuelven asuntos para llegar a los hechos (o teorías), y ambos buscan establecer la verdad (o un paradigma)”.
La función social
Por su parte, Kapuściński plantea en una definición de periodismo que no está reñida con el paralelismo que encuentra Barnhurst: “El verdadero periodismo es intencional, a saber: aquel que se fija un objetivo y que intenta provocar algún tipo de cambio. No hay otro periodismo posible”. Por supuesto que al establecer una verdad o un paradigma, se llega a un cambio, de allí la semejanza entre periodismo y ciencia. Aunque el propio Patterson establece en su libro diferencias clave entre ciencia y periodismo: “Tiempos de entrega, limitaciones de tiempo y espacio, la necesidad de atraer y mantener la atención de la audiencia; estos factores son de carácter distintivamente periodísticos. Además […], los reporteros no tienen la opción de ‘ignorar sucesos que no se comprenden bien’”.
Por el contrario, deben proporcionar todos los factores que contribuyan a comprender mejor un acontecimiento, como lo plantea Xosé López García en su libro Movimientos periodísticos: “La función del periodismo consiste en contar lo que acontece (es decir; explicar, contextualizar, interrogar, interpretar, criticar, sugerir, etc.). Este trabajo exige distancia, recursos, capacitación, compromiso, participación… y ciudadanos exigentes que colaboren en el objetivo de construir sociedades más y mejor formadas”.
En concordancia con lo expuesto, el periodista científico debe dar cuenta de los conocimientos y avances científicos y tecnológicos; proporcionar el contexto político, social y cultural de esos nuevos conocimientos y sus posibles repercusiones; y contribuir a crear un pensamiento científico que aliente la conciencia crítica de la población para que pueda influir en la política científica, con el propósito de lograr el desarrollo integral del país.
Por lo tanto, el binomio ciencia y periodismo actualmente está jugando un papel importante para contribuir a explicar a la población en general las repercusiones de la pandemia en los contextos científico, social, económico, político y cultural, como lo están haciendo, en algunos medios, periodistas dedicados a cubrir noticias relacionadas con la pandemia.
@RenAnaya2
f/René Anaya Periodista Científico
*Publicado en Revista Siempre!