Históricamente llegar a ser ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación era ostentar un cargo que se otorgaba por designación directa del jefe del Ejecutivo. Era aquella Corte de 21 integrantes que el ex presidente Ernesto Zedillo desapareció en diciembre de 1994, en lo que algunos llamaron golpe de Estado al Poder Judicial, para que surgiera una nueva. Hasta antes de eso estaba al servicio del Presidente de la República en turno.

A partir de aquella reforma, el máximo tribunal constitucional adquirió otra dimensión en la que por primera vez en aquel México asumía su rol independiente y soberano. Hoy, 27 años después, una iniciativa del presidente Andrés Manuel López Obrador para reformar la Constitución y ampliar dos años el periodo de cuatro del ministro presidente Arturo Zaldívar, que los especialistas tachan de inconstitucional, fragiliza esa autonomía y pone en riego su rol sobradamente independiente.

Desde que inició la novena época en el Poder Judicial, las presidencias de la Suprema Corte y del Consejo de la Judicatura Federal que recaen en la misma persona, se han renovado, puntualmente, cada cuatro años, independientemente de si hay o no reformas por instrumentar o la importancia de éstas. Ha transcurrido así la normalidad institucional en la sucesión:

Vicente Caguinaco 1995-1999; Genaro Góngora 1999-2003; Mariano Azuela 2003-2007, Guillermo Ortiz Mayagoitia 2007-2011; Juan Silva Meza 2011-2015; Luis María Aguilar 2015- 2019 y Arturo Zaldívar 2019-2023.

Parecía que todo seguiría su curso, hasta que, sorpresivamente, primero el Senado y luego la Cámara de Diputados aprobaron un transitorio (separado del resto de la reforma al Poder Judicial), para ampliar 2 años el plazo por el que fue electo el ministro Zaldívar.

Pero… ¿por qué la insistencia en que continúe el ministro Zaldívar? Esto se debe a que AMLO tiene varios proyectos controvertidos que serán impugnados seguramente por aquellos que verán afectados sus intereses, por lo que requiere a un personaje cercano en la Suprema Corte y ese es Zaldívar Lelo de Larrea para que negocie las aprobaciones entre los otros ministros.

Para el ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, se trata de una reforma trascendente y profunda, que permitirá no solo extender la duración de su mandato y colaborar a que la Cuarta Transformación consolide muchos de sus propósitos, sino también sentará las bases para la renovación del poder judicial, fundada en la promesa de alcanzar una justicia más igualitaria, más accesible, más cercana a la gente.

Una vez más ha dejado demostrado el presidente de México Andrés Manuel López Obrador la gran influencia que ostenta gracias a su investidura y ante todo a sus múltiples seguidores que lo adulan y están convencidos que AMLO y la cuarta transformación son la panacea a los males del país.

Si bien no lo expresa abiertamente López Obrador pero seguro que lo piensa y lleva a la práctica aquella frase de Gonzalo N. Santos, cacique potosino, que al referirse a la constitución mexicana decía: «vamos a darle tormento a la Constitución» y a voluntad del líder potosino se modificaba la Carta Magna y así se logró impulsar la reelección si bien no inmediata sí para retornar a la presidencia a Álvaro Obregón enseñando a sus compañeros de bancada que la ley podía ser muy elástica, siempre y cuando fuese en beneficio de las transformaciones que requiere el país para su prosperidad.

Ahora entiendo por qué se representa a la justicia con los ojos vendados, claro, porque esta ciega, al menos en este país.
¿Tú lo crees?… Sí, yo también.