Lorena Patchen
Cada persona está hecha de sus historias, de cómo las ha vivido, de lo que ha aprendido y de cómo hoy utiliza sus experiencias…
Y, es que es justamente en los momentos más difíciles de nuestra existencia en los que aprendemos, comprendemos, y si nos damos la oportunidad, también reorganizamos nuestras prioridades.
Si así lo elegimos, podemos vivir en el pasado, arrastrando los dolores o las alegrías que hoy ya no se repiten, permitimos vivir preocupados, esperando un futuro mejor sin tener la certeza de que este va a llegar, o logramos decidir ubicarnos en el presente, abrir los ojos, mirar, aceptar y abrazar lo que el presente nos está ofreciendo hoy, aquí y ahora.
¿A que nos invita el presente?
A más de un año de vivir una pandemia que ha sido tan difícil (para unos más, para otros menos), en la que lamentablemente mucha gente ha perdido trabajo, dinero, y lo más importante; su salud y a seres queridos, en la que hemos topado de cerca con el dolor y nos sentimos tocados por la incertidumbre, en la que se han escrito otras historias en lo que ya cada quien traía de antes, y en la que también, fortuitamente, para muchos ha habido esperanza, responsabilidad y solidaridad, llevándonos a admitir la vulnerabilidad de nuestra existencia, con lo que hemos descubierto que la vida tiene hoy un mayor sentido, asumiendo más que antes que ese sentido depende de nosotros, que el presente, casi siempre, en medio de las dificultades, nos ofrece oportunidades para construirlo, y que es una decisión íntima y personal determinar qué haremos con lo que tenemos hoy.
Lo más que he escuchado en esta época es que NO tenemos tiempo que perder, que es momento de cuidar, celebrar, honrar y disfrutar la salud y la vida, de hecho, tenemos una gran responsabilidad con nosotros mismos, en cuidar nuestra salud y en lo que hacemos con las invitaciones de la vida para ser más felices, para relacionarnos mejor, establecer vínculos de calidad, expresar el amor a nuestra gente… para vivir plenamente.
A veces, pienso que estas invitaciones de la vida son como cuando te invitan a una fiesta, tú decides si vas o no vas, y si vas decides cómo vestirte, qué llevar a la fiesta, qué regalarle a quien te invita y la actitud que asumes una vez que estás ahí, con qué disposición vas para pasarla bien, la cara que pones ante situaciones inesperadas, como te relacionas con los demás, que les dejas, como te la pasas en la fiesta…
Y después, con qué impresión te quedas, si te vas quejándote o te vas agradeciendo, si abrazas los mejores recuerdos o te empeñas en cargar con las situaciones desagradables del momento, así es en la vida… en ocasiones, así es como elegimos responder a esas invitaciones que la vida continuamente nos hace, invitándonos a aprender, otras a reflexionar, a cuestionarnos, incluso a no estar de acuerdo con nosotros mismos, a disfrutar, y también, a querernos lo suficiente para cuidarnos y saber transitar de la mejor manera por cada año y cada día de nuestro paso por aquí.
¿A qué nos invita el presente? cada uno tiene una historia distinta y una situación diferente, y seguramente, también tenemos hoy una invitación de la vida, es necesario reconocerla, tomarla y saber que esta invitación es un regalo para cambiar o mejorar.
Y que este regalo puede ser igualmente lo que nos lleve a definir lo que ya no queremos en nuestra vida, ¿que necesitamos aprender o implementar de lo aprendido en el momento presente?
Saber a qué nos invita la vida hoy, es el primer paso para tomar esta oportunidad y aprovecharla.
Personalmente, creo que el presente, nos está invitando a construir un mejor futuro, y este dependerá de lo que hagamos justamente ahora, no se puede esperar que las cosas cambien si uno no cambia, y esa justamente es una de nuestras primeras responsabilidades; reconocer: “qué necesito cambiar en mí para que algo de mi vida cambie”.
No desaprovechemos estas invitaciones del presente, porque ojalá no pase así, pero a veces, ocurre que alguien te invita mil veces a una fiesta hasta que llega el momento en que se cansa de invitarte porque cree poder asegurar que no vas a ir… ojalá que la vida no se canse de darnos oportunidades, y también, ojalá que nosotros sepamos aprovechar cada una o por lo menos la mayoría de ellas… ¿Lo pensé o lo dije?
Abrazos virtuales.
@Lorepatchen
Psicoterapia presencial y en línea.
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