Arturo Gil Borja

Con el avance de contagios, consecuencia de la COVID, varios países modificaron las reglas para el turismo, obligando a los viajeros, a presentar una prueba PCR, días de aislamiento e inclusive negando la entrada a viajeros de ciertas naciones.

El sector turístico tuvo la peor caída nunca antes vista, pues las ventas, ocupaciones en hoteles y consumo en distintos destinos, cayó estrepitosamente.

La pandemia, lejos de ceder, denota números que causan terror, pues tan sólo en la India, se han llegado a contagiar hasta 350 mil personas en un solo día, mostrándonos, junto con Europa, que la pandemia “lejos de estar domada”, se encuentra, en diversas partes del planeta, en progresión y con la comunicación e interrelación de economías, se vuelve más fácil trasladar un contagio de un país a otro.

Estados Unidos, con el poder económico que le distingue, fue capaz de comprar (lo que para algunos se interpreta como acaparamiento) millones de vacunas, de las cuales, la mayoría se producen en su propio territorio.

Joe Biden, demostrando que es un excelente presidente para su nación, en sus primeros 100 días de gobierno, logró vacunar a más de 150 millones de personas, mayores de 16 años.

Se presume que en tres meses más, podría estar vacunada más del 70% de la población en edad de ser vacunada en su país, y con esto lograr una inmunidad de rebaño.

Llegó hasta la tercera semana de enero y junto con Israel, Chile y Bahréin, se convirtió en líder de vacunas a favor de su población.

Más allá, y de manera increíble, permitió que toda persona, nacional, residente o visitante, se pudiere vacunar de manera gratuita y sin la necesidad de demostrar residencia (al menos en 30 de sus más de 50 estados).

Ante esto, las agencias de viaje vieron una gran oportunidad, la de impulsar el turismo de la salud, y para quienes tienen el recurso, pagando entre 20 y 30 mil pesos, pueden viajar en avión a aquella nación, tener hospedaje, una cita para ser vacunados y regresar a las tres semanas (previo pago de otra cantidad similar), por el refuerzo.

Quienes ya han viajado a aquél país, es decir más de 120 mil mexicanos, aducen que no desean esperar ni exponer a su familia a un contagio en virtud de que, en México, menos de 10 millones de personas son las que han recibido la dosis completa de la vacuna anti COVID.

Los 120 mil viajeros, no solo han pagado su viaje, sino también consumen y varios de ellos realizan compras “turísticas”, lo que motiva que Estados Unidos gane al doble con su campaña de vacunación.

Este es un ejemplo de lo que una economía de mercado puede lograr, y que quizá muchos países deberíamos de copiar. Por ahora a esperar nuestro turno, tomando todos los cuidados, para evitar un contagio,

Hasta la próxima.
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