Jesús Cruz Fernández

La palabra liderazgo está relacionada con hombres o mujeres con ciertas habilidades o capacidades para motivar e influir en la forma de ser o actuar de las personas y lograr ciertas metas u objetivos de una empresa u organización.

El liderazgo personal va encaminado a ser lideres de nosotros mismos, a tomar nuestras propias decisiones de manera consiente, informada y responsable, para dirigir nuestra propia vida y establecer nuestro proyecto de vida. Va encaminado a contestanos la pregunta ¿Cuáles son las cosas que quiero realizar? ¿Qué cosas puedo realizar a largo, mediano y corto plazo?

Se dice que para que un hecho, un evento o una acción se realicen, hay dos momentos. Uno se realiza a nivel mental, mediante la reflexión de lo quiero lograr mediante el uso de la imaginación y que seamos nosotros los creadores, convencidos plenamente de lo que pretendemos. El segundo momento consiste en la realización física o material de lo que hemos pensado. Es poner en acción nuestro proyecto materializarlo en la realidad, para que seamos nosotros los constructores de nuestro propio destino.

Hay una gran diferencia entre lo que es el liderazgo y la administración, Peter Drucker y Warren Bennis decían: “Administrar es hacer las cosas bien, liderar es hacer las cosas correctas”

El liderazgo implica pensar, analizar con realismo los retos, ver nuestras posibilidades y recursos para establecer estrategias de acción y llevarlas a cabo. La administración queda en un segundo plano cuando ya sabemos lo que queremos y lo vamos hacer. Es el tiempo que utilizamos para hacer bien las cosas, que sea razonable y con el menos desgaste de recurso materiales y humanos.

Sin embargo, en los momentos actuales, en medio de esta crisis generalizada en diversos ámbitos de nuestra sociedad, es cuando más tenemos la necesidad de ejercer nuestro liderazgo personal. Tener clara la visión de lo que queremos, una meta hacia donde dirigirnos y una brújula que nos vaya indicando si vamos en el camino correcto. Afortunadamente tenemos dos privilegios humanos para fortalecer nuestro liderazgo personal, la imaginación y la conciencia.

La imaginación nos permite visualizar, es decir ver a futuro; es el ideal de lo que queremos ser, como nos queremos ver. Mediante el uso de la conciencia personal, reconocer nuestros alcances y posibilidades, es decir que cualidades o virtudes tenemos para determinado proyecto. Por ejemplo, la capacidad de ser honesto, responsable, justo, comprometido, entre otras cualidades que se requieran para cada proyecto. Si somos conscientes de nuestras debilidades, podemos trabajar por mejorarlas. Si tenemos ciertas cualidades podemos potenciarlas, incrementarlas o trabajar por alcanzar las virtudes que admiramos, que nos parecen que son buenas y que deseamos ser.

Muchas personas tenemos en el fondo de nuestro ser, cualidades que han quedado ocultas por las circunstancias desagradables, o difíciles que nos han tocado vivir por los problemas cotidianos, el estrés o preocupaciones, pero que, en el fondo de nosotros mismos, somos seres nobles, sensibles. Dice un dicho: “La burra no era arisca, la hicieron así”. La autoconciencia nos permite interiorizar y estar en contacto con nosotros mismos, de tal manera que elijamos lo que queremos SER para después HACER y TENER lo que consideremos que es bueno para nuestra vida.

Trascender sobre nosotros mismos, como resultado de un liderazgo personal bien pensado y aterrizado en los hechos o realidad, son uno de las misiones más importantes de nuestra vida. Que al final de nuestro camino nos digamos a nosotros que valido la pena vivir y que estamos satisfechos con lo vivido. ¡¡Que asi sea!!