Jesús Cruz Fernández

En muchas ocasiones las personas pensamos que nuestra forma ser se debe al temperamento o carácter que hemos heredado de nuestros padres. Esto es cierto parcialmente. Lo cierto es que es una decisión que tomamos, porque es más cómodo seguir siendo como somos, aunque nuestra forma de ser nos genere dificultades, que tener que enfrentar la dura tarea de cambiar nuestra forma de pensar y actuar.

El hombre no está determinado por su herencia biológica, sus circunstancias, o experiencias dolorosas, el sigue teniendo la capacidad y libertad de elegir lo que desea vivir y reorientar su destino, solo necesita estar dispuesto o querer hacerlo.

La capacidad de pensar y reflexionar sobre nuestros propios actos, el echarnos un clavado dentro de nosotros mismos, para analizar con realismo quiénes somos es una verdadera cualidad. Requiere que seamos honestos con nosotros mismos, que no nos engañemos, para poder mejorar como personas. Si no tenemos esa capacidad, y nos justificamos, buscamos pretextos para no asumir nuestra responsabilidad, seguramente no avanzaremos en el camino del desarrollo humano.

Todos tenemos dentro de nosotros un impulso natural que nos empuja a ser mejores, a buscar nuevos horizontes y oportunidades, pero es necesario atrevernos a seguir experimentando en los diferentes campos del trabajo, las amistades, conocer lugares, regiones, culturas y relacionarnos con otras personas que son diferentes a nosotros, porque de ellos aprendemos más que de los ya conocidos.

La libertad en las personas es un derecho constitucional, tenemos libertad de creencia, de asociación, de tránsito, de elegir el trabajo o profesión que mejor nos acomode, siempre y cuando sean lícitos o no contrarios a la ley, la libertad de elegir cuantos hijos tener en nuestra familia o no tenerlos, de elegir formas de ser, de actuar, de pensar, de sentir. Solo se trata de vivir o ejercer nuestros derechos.

También tenemos la oportunidad de gozar del libre albedrio, es decir de elegir lo que queremos, la posibilidad de tomar decisiones, basados en nuestros conceptos y formas de pensar, según nuestros valores o creencias.

Sin embargo, hay una libertad mas profunda de la que cada uno de nosotros debe de trabajar para liberarse, y es liberarnos de la ignorancia, del desconocimiento de nosotros mismos, de quienes somos en verdad como personas. Tener la capacidad de ser auténticos, requiere de mucho valor, implica el aceptarse y tener una buena autoestima, para poder ser libres de ser, como realmente somos.

Los medios de comunicación, la escuela, la religión, la familia y los amigos, influyen de manera muy fuerte en las formas de pensar y actuar que tenemos en nuestra vida, no es tarea fácil esa liberación. Los medios de comunicación nos dicen la ropa que debes vestir, el carro que debes tener comprar, que lugares visitar, que música escuchar, que bebida debes disfrutar. Lo mismo sucede con todos los grupos sociales mencionados, que ejercen su particular influencia para no poder ser auténticos.

Dentro de nosotros se encuentra nuestro verdadero SER, el auténtico, el original, que requiere ser descubierto y que te permite sentirte libre, por ser verdadero. Pero como no lo conocemos los grupos sociales, personas y medios de comunicación nos influyen para ser, como DEBES SER. El resultado final es que nosotros solo APARENTAMOS ser lo que no somos y perdemos la libertad de ser como verdaderamente somos.

“La verdadera libertad consiste en el dominio absoluto de sí mismo”. Esa frase de Michel de Montaigne (1533-1592). El concepto de libertad, para Montaigne, la moderación y la prudencia: es el camino para obtener la felicidad individual, que es la única felicidad concreta.
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