Lorena Patchen
¿Cuántas veces has dejado de pensar en ti? Puede ser que sin darte cuenta estés cuidando de todos y de todas y te estés olvidando de ti, o que estés obsesionado con tu pareja y tu mundo gire alrededor de él o de ella y no te das cuenta de que la energía que queda para ti es mínima.
Y no es culpa de las personas que te rodean, la gente se acostumbra a recibir, a saber que tú harás lo que sea para que la relación vaya bien, pero… ¿tú, cómo estás?
No es cuestión de olvidarte de la gente que amas ni de romper la relación con ellos, o quererles menos, se trata de quererte más a ti.
Si hoy te detienes a pensar en ti, ¿qué te hace falta para estar y sentirte feliz? ¿Para cuidar más de ti?
Si hay reciprocidad en tus relaciones y recibes la atención y el amar que brindas, y también te das amor y cuidado, entonces, es probable que no haya necesidad de cambiar, pero, si no eres feliz, si te has abandonado, es tiempo de volver a ti, pensar en ti, hacer más por ti… ¿Qué vas a hacer? ¿Cómo vas a comenzar?
El cambio mínimo, incluso lo que podrías creer que no tendrá efecto alguno, lo tendrá y será el inicio de cambios más grandes y profundos…
Si comienzas por admitir que hace tiempo que te enfocas más en otro que en ti, después podrás decidir si sigues así o distribuyes esa atención y amor y eres tú también quien piensa en ti.
Amar no es obsesionarse, igual si eres correspondida o si no es así, no sacrifiques tu bienestar pensando y actuando solo para tu pareja…
Una persona me contaba hace poco que vivía pendiente de su pareja, observando sus movimientos, dudando de su fidelidad, por lo que vigilaba los perfiles de la mujer con la que creía que él tenía una relación, pasó así dos años, en ese tiempo no volteó a atenderse, hasta que un día la vida le demostró el lugar que ocupaba en la vida de ese hombre… ninguno, él aunque decía que la amaba no estaba presente en su vida, le mentía, ella seguía esperando por ese “algún día será como antes”, y comía, comía todo el tiempo, se daba cuenta de que no era hambre sino un vacío existencial, diez kilos después abrió los ojos, su vida estaba atiborrada de pendientes que no había atendido por pensar solo en él, ¿qué hacía él? -¡Su vida!… y ella no aparecía en sus planes.
Un día le tomaron una fotografía, hasta ese momento se vio a sí misma, sintiéndose incómoda físicamente con su cuerpo, con la mirada triste, la cara con gestos que rebelaban la amargura, la tristeza y la soledad que venía sintiendo de años… Años que pensó que tenía una pareja, aunque hubiera sido así no debía desatenderse, y lo hizo, sin embargo, el momento clave, el que hay que agradecer es cuando una persona se da cuenta de que ha dejado de cuidar de sí misma, y a ella le llegó ese momento, comprendió que aún amando a otro no necesita dejar de amarse, recordó su derecho a la reciprocidad y en primer lugar admitió la responsabilidad consigo misma para cuidarse y tratarse amorosamente, terminó la relación, él se fue y a ella le quedó completamente claro que había tomado la mejor decisión : amarse y soltar lo que no le iba bien a su bienestar y a su vida.
No es no querer, no es no involucrarse o vincularse, no es amar a medias, es amar desde el amor propio, y no dejar de mirarse, escucharse, respetarse y cuidarse.
El amar no excluye al amor, y es más sano cuando es así… Si por alguna razón las circunstancias o la decisión de tu pareja cambian necesitas recordar que te tienes a ti misma, que puedes comenzar tu vida de nuevo cuantas veces lo requieras.
Hoy… aquí y ahora: ¿Qué vas a hacer por ti? ¿Descansar? ¿Divertirte? ¿Estar contigo?… tú eliges, tanto si el amor es recíproco como si no, siempre debes conservar y fortalecer el amor propio y si por alguna razón, no te aman como quieres, descubres engaños, si ya no eres feliz tienes derecho de cambiar el rumbo. Y si es necesario, aunque duela: Decir adiós.
Estaría bien pensar no solo cómo estás ahora sino medir un poco cómo estarás en un par de años con lo que estás haciendo hoy: tanto en lo profesional, como en lo personal, en tu vida, en el día a día, cuando estás sola contigo, cuando estás con tu pareja… ¿Te mereces ese amor o te hace falta más? En la medida en la que te ames vas a distinguir si el amor que recibes es suficiente y en lo personal y profesional, ¿qué estás haciendo para que te vaya mejor? Recuerda lo de hoy es lo de mañana, para un futuro más seguro para ti, no descuides tus acciones del presente.
Pero, ¡cuidado! En las relaciones de pareja también se aprende a recibir muy poco y hasta a sentirse agradecido por la poca atención e interés que te brindan como si esto fuera todo lo que mereces.
Y en la vida igualmente… Quizá no te has dado cuenta de que si participas más los resultados pueden ser más efectivos.
¿Te acuerdas que tu quería ser amado? Si hoy no te sientes así y esto te está llevando al autosabotaje y al autoabandono, eres tú quien se puede rescatar… No te quedes donde no te vibra la piel, donde no te acompañan a florecer. Donde no te hacen reír, donde no te llevan flores, y menos: si hay violencia, si tus hijos están en peligro. Aléjate y piensa de verdad en ti… hoy puede parecerte muy difícil, pero no es imposible.
Tienes derecho a estar y sentirte bien, a ser amada y a una vida plena.
En la infancia nuestro bienestar depende de nuestros padres o de los adultos que cuidan de nosotros, cómo adultos y adultas nuestro bienestar es una responsabilidad personal: ¿Qué vas a hacer por ti?… ¿Lo pensé o lo dije?
Abrazos virtuales.
@Lorepatchen
Psicoterapia presencial y en línea.
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