Galdino Rubio Bordes

“Cuanto mayor es el poder, más peligroso es el abuso (Edmund Burke)”
“Pues la sensación de poder es más vívida cuando rompemos el espíritu de un hombre que, cuando ganamos su corazón (Eric Hoffer)”.

El domingo próximo estaremos atentos para asistir a ejercer nuestro ciudadano derecho de votar.

Las elecciones representan el mejor sistema de gobierno en un país, pues deben suceder en paz y en armonía. Cada quien en su conciencia lleva la seguridad de su decisión.

Hemos escuchado las ofertas de todos los participantes, que han sido de distintos tonos y modos. Algunas van desde la denostación, hasta la agresión, por decir lo menos, están cargadas de descalificación, situación que nos obliga a pensar si la violencia será su identificación si resultan ganadores en el proceso electoral.

Otros han propuesto, especialmente la continuación de las llamadas “políticas sociales”, que significan la entrega de dinero y recursos en cantidades industriales, sinónimo de que la pobreza ha ido en aumento y que no se ha encontrado una mejor manera de afrontarla que la entrega de dinero y recursos varios, con cargo al erario público, como ha sucedido desde hace muchos años.

Es innegable que las votaciones van cargadas de emoción. Es una charla en la mesa de la familia o los amigos, en que la pregunta es ¿a quién le darás tu voto? Y al analizar el desempeño de los partidos políticos respondes: a ninguno, pues al parecer la ciudadanía no les interesa. Y si se habla de candidatos, pareciera ser que es lo mismo. No obstante, tenemos la responsabilidad u obligación de elegir a nuestro gobierno. De eso se trata.

La presión ejercida sobre el votante desde las campañas electorales, los medios de comunicación, los comentaristas, los propios candidatos, terminan minando, en mayor o menor medida, el ánimo de las personas: 19.8 millones de spots en radio y televisión, desde el 4 de abril hasta el 2 de junio en todo el país.

Por día equivale a 330 mil anuncios con duración de 30 segundos en los tiempos del Estado, durante 60 días. En un hora se transmitieron 18 mil 333 promocionales políticos. 305 spots por minuto. Participaron 2 mil 60 radiodifusoras y 1 mil 371 canales de televisión.

Después de este bombardeo de promocionales, es normal que nos preguntemos si nos quedaron, con suficiente claridad, la ideología, las sensatas propuestas, el carisma y capacidades del candidato, ¿cómo van a realizar los propósitos expuestos?, dentro de todo ello, cada sector social desea identificar el lugar en el que se encuentran sus necesidades y si son escuchadas para ser atendidas.

Razón y emoción, a flor de piel. La información disponible, los números, nos otorgan datos suficientes para construir nuestras razones de elección y votar.

¿En qué momento se generan nuestras emociones? Considero que, por ejemplo, todo inicia en el instante en que se dice que existe la corrupción, pero ¿cuándo serán castigados los corruptos? Es un sentir nacional el hecho de la impotencia que nos invade al escuchar día a día se exprese que existen corruptos y extrañamente no vemos los castigos ¿por qué? Este sentimiento lo llevamos a la urna al momento de decidir nuestra voluntad.

La reflexión para esta ocasión.
En anteriores colaboraciones he expresado que nuestro gobierno debe tener equilibrios y no solo la voluntad de un solo hombre. Todo el poder en una sola persona es dañino a la democracia y en consecuencia a la sociedad y al país mismo. Es saludable contar con diferentes posiciones sobre un mismo tema. Convencerse de manera recíproca y tomar los mejores acuerdos para el país. Por excelencia, el arte de la política es construir, no destruir.

Es un hecho demostrado con frecuencia que, nuestro presidente no escucha. No escuchó a las familias de los miles de empleados federales despedidos al inicio de su sexenio. No escucha a los padres o familiares de niños con cáncer, urgidos de medicamentos. No escuchó a las mujeres violentadas, que buscaban ayuda. No escuchó las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud para un mejor control de la pandemia del SARS COV2 o COVID 19. No escuchó a las empresas distribuidoras de medicamentos a las que identificó como corruptas, pero a nadie han sancionado. No se escuchan los balazos, solo los saludos y los abrazos. No se escuchan los señalamientos de corrupción de integrantes de su gabinete o familiares. No escucha los lamentos de los usuarios de un sistema de salud ya colapsado. No escucha la opinión de especialistas y técnicos sobre temas de interés nacional. No escucha las expresiones de la naturaleza por el cambio climático, que a gritos nos dice: cuídame, protégeme.

Somos personas, seres humanos, no somos robots, ni tampoco sistemas computarizados. Las personas vivimos de nuestros sentimientos y ellos nos indican que deseamos vivir gozando nuestras libertades y en un ambiente de sana convivencia. Protegidos de la delincuencia por el estado mexicano Tener mejores oportunidades de desarrollo y progreso. La sociedad requiere con urgencia espacios laborales. Es urgente también detener el incremento de la pobreza y el aumento a los precios de los productos y servicios básicos. Y especialmente sentir y tener confianza en nuestras instituciones.

El próximo domingo 6 de junio, vamos a votar llevando en nuestra mente el país que todos deseamos, no el que nos quieren imponer. El país por el que durante décadas hemos luchado por construir y que, al dejar la responsabilidad en una sola persona, corremos el riesgo de perderlo en su diseño democrático, participativo, republicano. Votemos por preferir un país con instituciones autónomas, que sirvan de árbitros al cumplir la ley y que aquel o aquellos que abusen del poder sean castigados. Como también los funcionarios púbicos mentirosos deberían ser castigados.

¿Por un momento puede imaginar que sería del américa sin las chivas? ¿Qué sentiría llegar a realizar sus compras y que solo exista una sola marca de pasta dental; o una sola marca de papel higiénico; o una sola marca de aceite para guisar; o una sola marca de desodorante, o ¿un solo partido político, con el dominio pleno en el gobierno? Esto último ya lo vivimos, es la historia de nuestro país.

La competencia es necesaria pues permite diferentes opciones. La actividad política no es la excepción.

Por cierto: Seamos atentos en el lugar que coloquemos la cruz en la boleta, no vaya a ser que sea la cruz que tengamos que cargar.
Reciba mi cordial saludo. Nos leemos en la próxima.
spgrb19@gmail.com