Ser, sólo ser
Gleydi Ortiz
Durante mucho tiempo he escuchado decir a algunos habitantes del estado de Hidalgo que “No hay nada interesante qué hacer”, pero ser hidalguense va más allá de ser buenos catadores de pastes, de pulque y barbacoa. Para empezar Hidalgo es un estado totalmente biodiverso, cuenta con una extensión territorial de 8 mil 925 kilómetros cuadrados. Lo que significa que se cuenta con mucho territorio que recorrer, por ejemplo conocer las grutas de Tolantongo, las zonas arqueológicas de Tula y Huapalcalco, el Parque Nacional El chico, los balnearios El Geiser, Eco Alberto, en gneral el corredor de balnearios, el Museo interactivo “El Rehilete,” los Prismas Basálticos, el Tuzoofari y el Museo de los duendes.
Así como también se cuenta con presas y bosques, Peñas del Aire, Grutas de Xoxafi, Mirador Peña del cuervo, Zona Arqueológica Pahñu y Xihungo, el Geoparque de la comarca minera, Museo de la minería, La fototeca, Ex conventos, Manantiales de Taxidho, Los arcos del padre Tembleque y los arcos saucillo, el Parque ecológico Cubitos, Palacio quemado, Valle de Diego Mateo, El panteón Inglés, el emblemático Reloj Monumental de Pachuca, que más allá de sólo ser una pieza arquitectónica espectacular alberga una historia fascinante. ¿Sabias qué el inicio del proyecto fue construir una torre de conciertos, esta propuesta fue aceptada con mucho gusto porque el gobernador en 1901, Alfonso Mario Brito, contaba con un conjunto musical llamado “Banda Rurales” y con ello se pretendía impulsar a los músicos locales. Actualmente puedes recorrer el interior de esta magnificencia y conocer con mayor su proceso de creación.
Estos son 32 lugares recomendados, sin mencionar algunos otros más, sí se hiciera un plan de bajo perfil económico se estaría ocupando un año cuatro meses visitar cada lugar turístico del estado de Hidalgo, dos lugares por mes, sin considerar que conforme pasa el tiempo se va abriendo más sitios para disfrutar de la vida.
En su gastronomía, ni se diga, es verdad que lo más característico son los pastes, gracias a que los ingleses traían consigo el platillo “Pastry” (tarta rellena de papá), pero con el ingenio de los mineros este manjar evolucionó creando así el paste ya los trabajadores de las minas los podían consumir en sus largas jornadas en el interior de los socavones, saciando así su hambre y cuidando de su salud porque podían tirar después la orilla del paste que tocaban con sus manos que no podían lavar pero si evitar una intoxicación.
Aparte de este exquisito platillo característico principalmente del centro de Hidalgo, también existe el atole de capulín, los escamoles, chapulines, chinicuiles, xoconoxtle, gualumbos y su diversa preparación, mixiotes, zacahuil, tulancingueñas, ximbo, tecotitos, guajolotes, tlacoyos, postres como el xohol, jamoncillo de pepita de calabaza, dulce de tuna y más.
Ahora bien si lo que buscas es activar tu vida nocturna, en Pachuca, capital del estado, existen más de 20 bares y antros donde podrás divertirte.
Así que en Hidalgo si hay mucho qué hacer, mucho que recorrer, mucho que comer y mucho que vivir. si En 1812 el estado de Hidalgo fue reconocido por insurgentes como Ignacio López Rayón y Andrés Quintana Roo quienes participaron en la Guerra de Independencia, conmemorando aquí el inicio de esa lucha al dar por primera vez el tradicional Grito de Independencia en Huichapan.
Así que cuando escuches o pronuncies la frase “Aquí no hay nada qué hacer”, sólo recuerda que el reconocimiento y grandeza de un estado empieza por su gente.
Abrazos al alma.
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