En México, desde 1917 el término “Rendición de Cuentas” se empezó a hacer popular entre la política mexicana, así como en los gobiernos de los distintos niveles, fue así como teóricos comenzaron a generar mayor conocimiento al respecto.

También, según varias y varios autores estudiosos en la materia, el concepto se convirtió en elemento central de la democracia representativa como herramienta para controlar el abuso del poder, y generar una percepción de transparencia, honestidad y eficacia, asi como para generar equilibrio de poderes, entre el ejecutivo, legislativo y judicial, con el fin de que el poder no recayera sobre un solo hombre o grupo político.

Mclean, menciona que la rendición de cuentas es un requerimiento para los representantes de los gobiernos frente a la ciudadanía, de acuerdo con sus responsabilidades como gobernantes.

Las características que debe de tener la rendición de cuentas recuperadas por Ugalde (2002) son: Delegación, representación, responsabilidad mutua, sanciones y contrato (marcos normativos). Dichos los elementos, enmarcan mejor el concepto sobre rendición de cuentas, ya que, en varias ocasiones, el término “accountabability” es confundido con otros que no expresan la verdadera esencia de su traducción.

Algunos conceptos similares, pero no iguales con los que se confunde a la rendición de cuentas son: Responsabilidad política, donde no se obliga a dar cuenta a nadie, responsividad, refiriéndose a la sensibilidad que el gobierno debe de tener ante diversas situaciones, control y fiscalización, que fungen como mecanismos de la rendición de cuentas, por lo que no pueden ser validados como sinónimos de la misma y por último, transparencia, que es “la práctica de colocar la información en la “vitrina pública” para que aquellos interesados puedan revisarla, analizarla y en su caso usarla como mecanismo de sanción.” (Ugalde, 2002)

La rendición de cuentas en México nos cuesta dinero y gran parte del erario, ya que la Secretaría de Contraloría, la Auditoría Superior de la Federación, los Órganos de Control Interno en todos los niveles de gobierno implican gastos en salario, bienes muebles e inmuebles. Es muy alto el costo que la ciudadanía mexicana paga porque existan organismos para vigilar el buen actuar gubernamental.

La rendición de cuentas se divide en dos: horizontal y vertical. La primera, es la que se ejerce, por ejemplo, compareciendo ante el legislativo, en las auditorías, etc. es la rendición de cuentas ante otras instituciones encargadas de vigilar el recurso público y el actuar gubernamental, la segunda, es la rendición de cuentas “electoral o social-vertical” como lo llamaría O´donnell, que, en términos generales, es cuando se rinde cuentas a la ciudadanía.

Es claro que en la actualidad hay mucho por avanzar en el tema, se debe de buscar que no se simule en la materia, que de forma sustantiva se ejerza la rendición de cuentas tanto a las instituciones encargadas de velar por el recurso público, así como a la ciudadanía.

Es muy difícil que las instituciones no se corrompan, pero si se construyen marcos normativos que en la práctica funcionen efectivamente, y no solo funjan como un exceso de leyes inoperantes y muertas que entorpezcan la burocracia mexicana, podemos lograr dar pasos agigantados en la materia.
brenrivapalacio