René Anaya

Los defensores del libro (el mejor invento del ser humano de todos los tiempos, como lo definió Umberto Eco) consideran que el libro impreso es mucho mejor que el digital; en tanto que los propulsores de los libros electrónicos apelan a su bajo costo, menor espacio que ocupan y la posibilidad de recurrir a ellos prácticamente en todo momento.

El largo enclaustramiento y la necesidad de impartir y tomar clases en línea por la pandemia de Covid-19, han permitido que más personas se fijen en los trabajos de investigadores interesados en estudiar los procesos de lectura en formatos impreso y digital.

De la letra impresa a la digital
Lo provechoso de esta singular situación de encontrar cientos, miles de personas que deben leer y consultar textos en medios digitales cotidianamente es que ahora se podrán estudiar mejor las diferencias, semejanzas, ventas y desventajas de leer en medios impresos y en digitales.

Una investigadora especializada en la lectura, la profesora emérita de Lingüística de la American University de Estados Unidos, Naomi S. Baron ha tratado de contestar dos preguntas: “¿La comprensión es la misma si una persona lee un texto en pantalla o en papel? ¿Escuchar y ver contenido es tan efectivo como leer la palabra escrita cuando se cubre el mismo material?”, como plantea en su artículo Why we remember more by reading —especially print— than from audio or video (Por qué recordamos más leyendo —especialmente impresos— que en audio o video), difundido en la publicación diaria electrónica Conversation, el 3 de mayo pasado.

Baron contesta tajantemente: “No” y señala que sus razones de esta respuesta “se relacionan con una variedad de factores, incluida la disminución de la concentración, una mentalidad de entretenimiento y una tendencia a realizar múltiples tareas. mientras se consume contenido digital”.

Estas razones están fundamentadas en diversos estudios realizados en todo el mundo desde antes de la pandemia, pero que ahora adquieren una mayor relevancia por el aumento de lectores en línea, como el trabajo de Patricia A. Alexander y Lauren M. Singer Trakhman The enduring power of print for learning in a digital world (El poder perdurable de la impresión para aprender en un mundo digital), también de Conversation, publicada el 3 de octubre de 2017.

En ese y otros estudios basados en encuestas se encontró que la mayoría de los estudiantes prefiere leer en formatos digitales y considera que su comprensión es mejor en línea que en forma impresa. Pero eso es parcialmente equivocado, según resultados de un trabajo con 90 estudiantes de licenciatura.

Las ventajas de lo impreso
A ese grupo de estudiantes se les pidió leyeran en versiones digitales e impresas artículos de periódicos y extractos de libros sobre enfermedades infantiles, antes de la lectura se evaluó su conocimiento del tema. Se encontró que efectivamente decían comprender mejor el texto en forma digital.

En parte era cierto, si se trataba únicamente de identificar la idea principal del texto, pero recordaron y comprendieron mejor los puntos clave y la información relevante cuando leyeron medios impresos.

Estos resultados van de acuerdo con el trabajo de Baron, Rachelle M. Calixte y Mazneen Havewala: The persistence of print among university students: An exploratory study (La persistencia de la letra impresa entre los estudiantes universitarios: un asunto exploratorio), publicado en Telematics and Informatics en agosto de 2017.

En ese estudio se recopilaron encuestas realizadas a 429 estudiantes universitarios de los Estados Unidos, Japón, Alemania, Eslovaquia e India. Se ratificó que era mejor la concentración en la lectura impresa (92%) y 80% aseguró que si costaran lo mismo preferirían el material impreso. Entre las ventajas de este tipo de libros estuvo la facilidad para hacer anotaciones y las propiedades táctiles del papel.

Otro estudio fue más allá, Annisette Logan y Kathry Lafreniere en su trabajo Social media, texting, and personality: A test of the shallowing hypothesis (Redes sociales, mensajes de texto y personalidad: Una prueba de la hipótesis poco profunda), publicado en septiembre de 2017 en Personality and Indivudual Differences, trató de confirmar la hipótesis de poca profundidad, la cual considera que las recientes tecnologías informáticas han provocado un abandono del pensamiento reflexivo.

En 149 estudiantes de posgrado de una universidad de Canadá, se evaluó la utilización de las redes sociales y mensajes de texto en relación con pensamientos reflexivos y objetivos de la vida, principalmente. Se encontró que quienes enviaban frecuentemente mensajes “tenían menos probabilidades de participar en pensamientos reflexivos y daban menos importancia a los objetivos morales de la vida”.

Según estos trabajos, la letra impresa alienta más el razonamiento y reflexión que el formato digital, aunque todavía es prematuro para evaluar el aprovechamiento de niños y jóvenes en esta etapa forzosa de estudio en línea en todas partes del mundo. Por lo pronto, las plataformas digitales han permitido no llegar a la parálisis total.
@RenAnaya2
f/René Anaya Periodista Científico
*Publicado en la Revista Simpre!