Alejandro Moreno*

El PRI sí entendió el mandato que la ciudadanía le dio el pasado 6 de junio: restablezcamos los frenos y contrapesos en el ejercicio del poder público y frenemos el deterioro acelerado de la calidad de vida de todas y todos los mexicanos. Y a ello estamos abocados.

Mientras otros siguen peleando con molinos de viento y pretendiendo menospreciar el dolor de la gente ante los hechos palpables de inseguridad, hambre, violencia y falta de oportunidades, las y los priistas sí estamos prestando atención a la gente, que es a quien nos debemos, y vamos a dar pasos trascendentales para dar resultados desde el ámbito legislativo, gobiernos locales y los Municipios del país.

La agenda de la sociedad es la agenda de México.

Las y los priistas vamos por una reforma electoral que fortalezca el régimen democrático y de libertades que hoy, desde el gobierno y la delincuencia organizada, se encuentra bajo acecho.

Impulsaremos cambios que fortalezcan la autonomía e independencia de las instituciones públicas electorales que han dado buenos resultados a la sociedad, como lo es el Instituto Nacional Electoral (INE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), rechazando cualquier intento de control gubernamental o de retroceso.

Debemos reformar la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales de la FGR, cuya actuación ha favorecido al partido gobernante y sigue sin actuar de oficio ante las graves acusaciones de coacción criminal en las recientes elecciones.

La representación plurinominal en México no solo no está agotada, sino que se debe fortalecer, pues nadie puede sostener que la sociedad mexicana sea homogénea o unicolor, sino todo lo contrario, plural y diversa. Por ello, la representación proporcional seguirá siendo el baluarte de la democracia mexicana.

Se propondrá que el partido político con votación mayoritaria no tenga acceso a plurinominales, tratándose de una figura exclusiva para los otros partidos políticos.

México no está para seguir experimentando en materia de seguridad pública. Van tres años de una estrategia fallida y desde el gobierno de Morena se proponen reformas irresponsables como la de pretender convertir a la Guardia Nacional en un órgano dependiente de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA).

La seguridad pública no se resuelve con acciones militares, sino recobrando el tejido social, fortaleciendo la cultura de la legalidad, blindando a los cuerpos policiales de los tres órdenes y acabando con la corrupción, factores que no son siquiera tomados en cuenta por el gobierno.

Por ello, el PRI no apoya la militarización absoluta de la Guardia Nacional.

Los discursos de odio, intolerancia y racismo no tienen cabida en el México del siglo XXI, por lo que el PRI apoya la iniciativa para sancionar a quien o quienes inciten a la discriminación racial, tratándose de una agravante si se realiza desde el servicio público.

Las y los priistas no permitiremos ninguna muestra de discriminación en México, ya sea con fines electorales, ideológicos o de explotación.

En el PRI reiteramos nuestro compromiso con el Pueblo de México a quien no le vamos a fallar.

*Presidente Nacional del PRI.