Salvador Franco Cravioto
La verdadera igualdad no se encuentra en que la riqueza sea la misma para todo el mundo, sino en que ningún ciudadano sea tan rico que pueda comprar a otro, ni que ningún ciudadano sea tan pobre que se vea obligado a venderse.
Rousseau
Anteriormente referíamos -como paradoja de nuestro siglo-, que si bien claramente una economía nacional que crece sostenida y sosteniblemente bajo el actual modelo capitalista global que impera en el mundo es una economía que genera mayores oportunidades y calidad de vida, también es cierto que la desigualdad se acrecienta fehacientemente en mayor o menor medida en todo el mundo y en muchos de sus espectros.
Resulta curioso también que en un sistema económico globalizado donde prevalece ahora el capitalismo financiero, en México las carreras profesionales que tienen que ver con finanzas, banca y seguros, o bien con la industria de la construcción, como son arquitectura e ingeniería civil, se encuentren ubicadas entre las 10 con mayor índice de desempleo hacia 2021, incluso por encima de derecho o administración, que son algunas de las que presentan mayor saturación en términos de estudiantes y universidades.
Esto nos lleva a pensar nuevamente que el problema bien podría estar en el sistema educativo, cuyos planteamientos actuales no se están ajustando a la economía real y a sus necesidades. Más allá de que los empleos se encuentren bien pagados o no, lo cual compete en buena medida y sin lugar a dudas a la economía y su crecimiento con la mayor justicia social e igualdad de oportunidades posible, la desocupación es aquí lo preocupante.
Que la educación formal de nivel medio superior y superior y su currículo real -que resulta, como sabemos en pedagogía y ciencias de la educación, de la suma del currículo formal más el oculto menos el nulo- debe ser revisado y modificado en forma interdisciplinaria e integral por los expertos en educación y en economía, eso parece ser un buen comienzo y a la vez un enorme reto que es urgente afrontar antes de que las nuevas generaciones sigan, en el mejor de los casos, sacrificando su vocación por el anhelo de acceder a una mejor calidad y nivel de vida en términos económicos.
Las opiniones vertidas en ejercicio de mi libertad de expresión son siempre a título personal. Por un mundo de paz y de respeto hacia toda persona, bienvenido el debate de ideas. ¡Que viva la diversidad y todo aquello que nos hace únicos!