Apenas concluyó el ciclo escolar y de inmediato, asociaciones de padres de familia, sindicatos de maestros y autoridades, iniciaron la especulación sobre el regreso a clases.

De manera coincidente, a poco más de 15 días de iniciado el mes de julio y en comparación a los primeros quince días del mes de junio, los contagios pasaron en promedio diario de 1,600 a 12,600.

En otras palabras, el crecimiento ya es exponencial, con más de 200 decesos diarios y con el probable regreso de los denominados hospitales COVID.

Por otra parte, estamos a poco menos de mes y medio para el regreso a clases y sin duda alguna, resulta urgente que él mismo sea de manera presencial, pues existe evidencia de que el aprovechamiento escolar se ha reducido y la deserción ha aumentado.

Hace dos años, eran más de 30 millones de estudiantes los inscritos en alguna modalidad y grado escolar, entre el pre escolar y la Universidad, cifra que el año pasado disminuyó a poco menos de 25 millones.

Con las dos primeras etapas (olas) de la pandemia superadas, pareciera que es tiempo y oportunidad de que, quienes abandonaron sus proyectos académicos regresen y quienes están en edad de iniciar sus estudios por vez primera, ya lo hagan.

La Universidad de Washington, que ha sido certera en sus predicciones, calculó que, a más tardar, en el mes de septiembre próximo, México sufriría la tercera ola de contagios, lo que ya inició desde este mes.

Todos tenemos ya amplia experiencia en los retos que se afrontan por la COVID, lo que en teoría debería ayudar para evitar la propagación de las nuevas cepas y contener de inmediato los contagios.

El proyecto del regreso a clases, no puede ni debe ser generalizado, pues seguramente y por lo disperso de la población, algunas regiones del país podrán regresar a clases presenciales con menos riesgos de los que se afrontan en las zonas urbanas.

Tan solo por citar un ejemplo, Hidalgo se compone de 84 municipios, sin embargo, según las cifras que nos proporciona el INEGI, más del 50% de la población de la entidad, vive en solo 5 municipalidades, lo que conlleva a que el peligro de contagios se centre en estas localidades y no en el resto de los centros de población.

De igual manera, se deberá elaborar, por institución educativa, una corrida financiera para determinar la inversión económica que conlleva rehabilitar instalaciones y adquirir los insumos básicos que las reglas sanitarias demandan, pues sin esto, sería correr un riesgo mayor al proyectado.

Todos requerimos cooperar, sea dentro o fuera de las instituciones de educación, pues de otra manera, el regreso a clases, podría ser pospuesto de manera indefinida, con un grave perjuicio social, más allá de lo que pensamos.

Hasta la próxima.

Fb: Arturo Gb / Arturo Gil Borja

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