Si bien no fue un avión, sí fue un vehículo aéreo el que cayó en el municipio de Agua Blanca, Hidalgo, donde iba en actividad de trabajo el secretario de Gobierno del estado de Veracruz, Eric Cisneros. De acuerdo con lo que se supo acerca del desplome del helicóptero, el secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros, se encontraba realizando labores de trabajo para acceder por aire a zonas de la Huasteca baja a fin de verificar los efectos del huracán “Grace” que recientemente aconteció, cuando la aeronave se desplomó.

A esto se agrega que el Presidente Andrés Manuel López Obrador, que viajó a Veracruz para informar las acciones de apoyo que se realizarán para los damnificados por el paso de “Grace”, canceló un sobrevuelo que tenía planeado para registrar los daños que dejó el huracán que llegó al territorio mexicano el pasado 21 de agosto, por el mal clima y las recomendaciones de la Secretaría de Defensa. El primer mandatario expresó:
“Tenía yo preparado un sobrevuelo, pero la recomendación que nos hace la Secretaría de la Defensa es que no conviene por la situación del clima. Nos vamos a regresar por carretera”.
Imaginemos por un momento: ¿Qué pasaría si el presidente López Obrador se hubiese subido a ese helicóptero que se derrumbó? Es cierto, no paso a causas mayores gracias a la pericia del piloto de la aeronave sin embargo de haber ocurrido lo contrario hubiera sido, sin duda, un verdadero percance y sobre todo por tratarse del mandatario de la nación.

Por fortuna no solo para la familia de López Obrador sino para el país entero la suerte o bien el destino no le tiene reservado este final al presidente, su final será en otra forma quizá longevo como otro personaje que llegó a la presidencia, Luis Echeverría Álvarez, o tal vez terminen sus días, que en verdad esperamos que no por el bien de la nación, como Francisco Ignacio Madero victimado en pleno mandato presidencial.

Me recuerda la buena fortuna del presidente AMLO una anécdota que aconteció con Benito Juárez en 1869 cuando el presidente subió al barco de vapor “Guatimoc” (sic) para realizar la primera travesía de este navío por los canales de la Ciudad de México, que por aquellos años aún no habían sido desecados por el gobierno para convertirlos en calles.

Pero cuando el barco realizaba la travesía por el ahora extinto Canal de la Viga una de las calderas estalló, provocando el pánico entre el gabinete presidencial y los tripulantes de la embarcación, quienes al momento creyeron que podría tratarse de un atentado, pero no, el mandatario de origen oaxaqueño salió ileso.

Al hacer la crónica del incidente en el periódico “El Renacimiento”, Ignacio Manuel Altamirano escribió: “Llama la atención la buena fortuna del presidente quien sale siempre ileso de todos los peligros”.

Así mismo el primer mandatario de México llama la atención al igual que en su momento Benito Juárez, siempre la buena fortuna que le ríe, se encuentra con él y no deja ni por equivocación que no salga avante al menos…. Por ahora.

¿Tú lo crees?…. Sí yo también creo que los caminos de la vida son inexpugnables.