Por: Claudia Tonantzin Larrainzar Pérez

 

Hoy me dijeron que la vida comienza en el ombligo
La respiración de fuego nace ahí al centro, apretada
atada a tu madre, a mis padres, y abuelos.
Hoy me enteré que vamos a morir por el ombligo
La respiración de fuego mata y a quemarropa engulle latidos de vida.
Me moriré y saldré como gas por mí ombligo y así nacerás,
Y yo renaceré.
Tú y yo estamos conectadas por el ombligo:
comes conectado a esas mangueras en la que las bocanadas
de dragones de gruesas escamas y gran temperamento
me incineran por dentro, me queman y siento tu reproche en el ombligo
que crece en un centro de espirales que no hacen sino mezclar y mezclar
la sangre de tu padre, la mía, la de nuestros ancestros..
y todo esta parafernalia de hormonas, probetas de ciencia que tanto detesto
te dan forma desde mi centro protuberante y cabezón.
Hoy sé que tomarás tu camino y que nuestras vidas a veces se encontraran:
Tu padre cortará el cordón que nos une,
entonces mi ombligo abrirá las puertas de galaxias y estrellas donde
[hace rato ya ] habitan tu tía y abuelo.
Mi ombligo y el tuyo se verán a la distancia
sin saber que… son el mismo.