La muerte de más de medio centenar de inmigrantes centroamericanos en Chiapas mantiene en la agenda nacional el tema migratorio, del cual todo indica que no existen soluciones en verdad reales.

Al menos dos elementos aparecen poco en los múltiples comentarios que abordan el tema: los lazos familiares y la oferta y demanda de este tipo de trabajadores dentro de la economía estadunidense. Ambos requieren ser comentados.

Las informaciones sobre los accidentados por el imprudente manejo del tráiler en que viajaban, muestran que muchos tenían familiares en Estados Unidos, familiares que habían contribuido con dinero para el viaje, que los esperaban para darles alojamiento y, desde luego, para encaminarlos en la búsqueda de un empleo.

La presencia de esos “anfitriones” de los migrantes se da inclusive en los fraudes que se realizan con las víctimas del percance, pues familiares de estos en los lugares de salida pero también de llegada, es decir, Estados Unidos, han recibido llamadas donde se solicita dinero para presuntamente ayudarlos o en los casos más drásticos, para liberarlos de una supuesta situación de secuestro.

La situación es clara. Junto a las historias de violencia y de falta de perspectivas que narran los migrantes a la prensa mexicana, se encuentra la posibilidad y esperanza que representa un familiar o conocido ya asentado en el país del norte
Este hecho sin lugar a dudas, contribuye a la migración y es muy difícil que esos lazos se corten, ya que forman parte de los vínculos familiares que conforman, en nuestros países, un nicho que opera como refugio, sostén, impulso, etcétera.

En contraste, se encuentra el perfil del tipo de trabajadores que demanda la economía estadunidense y lo que aquellos ofrecen. Es cierto, la tasa estadunidense de desempleo el pasado noviembre fue de 4.2 por ciento, cuatro décimas menos que en octubre, con 10.4 millones de puestos de trabajo vacantes al finalizar septiembre.

Sin embargo ¿esos puestos de trabajo esperan a los migrantes, y más si son indocumentados? La respuesta parece negativa. De acuerdo a los reportes, muchos de esas plazas se dan en el sector salud, es decir, requieren ciertos niveles educativos, mientras que otros son en el gobierno federal o estatales de nuestro vecino, lugares vedados sin documentación en regla.

En otros rubros demandados, tampoco parece haber lugar para migrantes sin documentos o preparación. Entre esos rubros figuran desarrollo de software, especialistas en computación y soporte o enfermeros. Pero también se ven actividades donde existen resquicios: mecánicos industriales, electricistas o conductores de vehículos pesados.
Y si estrechos pero se ven resquicios ¿por qué no promover una corriente migratoria ordenada y con justicia hacia esas áreas? Bueno, la respuesta la tiene el sector social recalcitrante a lo diferente, y más si es extranjero, habla español y es moreno, el cual encabeza el expresidente Donald Trump.

Mientras la migración sea una carta con tanto peso político, más y más se cerrarán las puertas para los migrantes aunque haya canales muy estrechos de acceso.
Muy probablemente por eso la vicepresidente Kamala Harris en el marco de su Llamado a la Acción (Call to Action) anunció este lunes 13 diversas medidas por parte de siete empresas y organizaciones estadunidenses que se realizarán en los países centroamericanos para beneficiar a sus habitantes.

Y si bien en general es correcto hacer que la gente se quede en su lugar de origen dándole oportunidades de desarrollo, no deja de anotarse que junto a la falta de acciones de alivio migratorio para quienes ven el norte desde la vitrina en que se ha convertido la frontera mexicana, al margen de su viabilidad o no, tampoco se concretaron acciones sugeridas por el gobierno mexicano.

Sin embargo, la principal laguna es de los gobiernos centroamericanos, en los cuales recae la responsabilidad principal de hacer que la gente se quede en sus países y ahí se desarrolle.

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