“Mi corazón es delicado, tiene que estar muy bien cuidado, trátalo bien si los has robado, cuídame, quiéreme, bésame, mímame…” Seguramente reconocieron la canción y la empezaron a tararear. El famoso cantante argentino Diego Verdaguer falleció el pasado 27 de enero a causa de Covid-19, según las versiones dadas a conocer.
La pandemia del virus SARS-CoV-2 inició en la provincia de Wuhan, en China en diciembre de 2019 y desde entonces el mundo está de cabeza, con infinidad de economías y sistemas de salud nacionales en crisis.
Ante tal emergencia sanitaria, los científicos de todo el mundo se dieron a la titánica tarea de encontrar una vacuna que nos protegiera del mortal coronavirus. Un año después, el 23 de diciembre llegaron a México las primeras vacunas del biológico Pfizer-BioNTech, que fueron utilizadas para proteger al personal médico de primera línea.
Hoy, a un poco más de dos años de lucha contra la pandemia, siguen surgiendo los grupos antivacunas, entre teorías de conspiración y un sinfín de argumentos que se antojan increíbles, después de ver la gran protección que brindan estos biológicos.
Tristemente nos enteramos del fallecimiento de Diego Verdaguer. No estaba vacunado, no creía en las vacunas. Su esposa, la también cantante Amanda Miguel declaró hace unos días: «Quizás la vacuna sea el famoso Covid. No gracias, ni el microchip para nada».
El mismo Diego habría declarado que el virus había sido creado por mentes perversas, que era “algo manipulado” y que “todos nos encontrábamos en el juego por vivir”.
Alrededor del mundo, las voces de personajes influyentes en la opinión pública se levantan en contra de la vacunación anticovid. El legendario guitarrista Eric Clapton, Miguel Bosé, y el tenista Novak Djokovic.
En México tenemos a Paty Navidad, Eric del Castillo, Aracely Arámbula y Eduardo Verástegui entre otros. Aducen experimentos genéticos, manipulación y muchas otras cosas. Quiero expresar que están en todo su derecho pero no se dan cuenta que, al ser figuras públicas, sus opiniones permean en sus seguidores.
En más de una ocasión he escuchado a personas “defender” su derecho a no vacunarse, porque “nos van a conectar a una computadora y usarnos como robots”. ¿Qué parte no entienden que las vacunas salvan vidas? Al menos, creo que deberían ejercer, también, su obligación de tomar una decisión mejor informada.
Quiero terminar citando un video del periodista Leonardo Schwebel, que se ha vuelto viral por la forma en que, usando incluso palabras altisonantes, urge a la gente a usar cubrebocas y llama “imbéciles” a los antivacunas.
“La libertad no te da el derecho de fregar al prójimo. Ustedes, malditos antivacunas, bola de imbéciles, ya déjense de fregaderas y por lo menos pónganse el maldito cubrebocas y dejen de estar frenando al mundo. Sí, tú, antivacunas, eres un imbécil, ponte el cubrebocas”.
¿Ya quieren regresar a la escuela? ¿Quieren transitar sin restricciones? ¿Ya te urge irte de vacaciones o, cuando menos al cine? ¿Necesitas “sentir” tu libertad como antes? Ponte el cubrebocas, guarda la sana distancia con los demás, lávate las manos y vacúnate. ¡Vacúnate! Hazlo por ti, por tus seres queridos.
Quiero leer sus comentarios en el chat de Telegram.
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