Las 24 personas muertas por el consumo de cocaína adulterada en Buenos Aires iluminaron el no tan nuevo problema de las adicciones en Argentina, situación que coloca a este país como uno más de los alcanzadas por esta otra pandemia.
El tamaño de esa adulteración y de sus consecuencias podría ser mayor, luego de revelarse este principio de semana que había otros ocho afectados en Rosario, 300 kilómetros distante de Buenos Aires, aunque con síntomas menos graves, que se sumaron a los 80 pacientes que no murieron pero sí mostraron cuadros graves en la capital argentina.
Tras conocerse los primeros decesos surgieron varias especulaciones, como la que hablaba de una venganza de un grupo narcotraficante hacia otro, o bien descuido en el proceso de elaboración de la sustancia.
El polvo blanco que se consume, y no solamente en el país sudamericano, rara vez proviene al cien por ciento de la hoja de coca, su origen natural, ya que registra adiciones de diversas sustancias para “hacerla rendir”, proceso en el cual se abre la puerta para su contaminación o adulteración.
Pero más allá de cómo se fabrica, la descripción que ha hecho la prensa argentina del barrio Puerta 8, donde se produjeron las intoxicaciones más graves y fatales, lo muestra como un área urbana desfavorecida que pertenece a Tres de Febrero, una división administrativa de la provincia de Buenos Aires, que en su zona oriente limita con la capital argentina. En México diríamos que esta conurbada a la capital.
Deficiencia de servicios como pavimentación o drenaje y agua potable, son solo algunas de las características del barrio, donde los trabajos periodísticos acusan que el tráfico y el consumo de drogas ni es nuevo ni está oculto, ya que se las puede comprar a la vuelta de esquina. (ver https://cutt.ly/COBLysD).
Por lo demás las descripciones son aterradoramente cercanas a nuestra realidad. El tráfico y consumo de cocaína es solo uno más, pues también se encuentra el de marihuana, por ejemplo. El narcomenudeo es otra de las realidades, como que es efectuado por miembros de grupos familiares, lo que facilita la expansión pero dificulta el combate.
Y por supuesto, la complicidad de los vendedores de estas sustancias con autoridades civiles y policiales, y el afán de algunos traficantes por escalar políticamente y llegar mediante el voto a cargos políticos.
Nada, en fin, que no ocurra casi en cualquier país aquejado por el narcotráfico y el consumo, salvo que Argentina no es productor, pero sí muy cercanos a zona de producción.
El drama por esta intoxicación también mostró que crece el empleo de la llamada dark web para traficar, así como el eterno debate sobre criminalizar o no a los consumidores y el paso subsecuente, que sería la legalización del consumo. Y también, que se trata de un problema complejo donde hasta el momento, ninguna política ha dado resultado.
De salida: La tensión en la zona limítrofe entre Ucrania y Rusia aumenta con informes de movilizaciones de tropas no solo de ambos países sino también de Estados Unidos y la Alianza Atlántica ¿estamos entonces al borde de la guerra? Hay que ser optimista, de los actores ninguno tiene la suficiente fuerza para dar el primer paso, aunque los escarceos podrían llevar a un error y entonces, todo podría ser diferente.
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