“Exigimos clases presenciales”, “YouTube no reemplaza al laboratorio”. Estas y otras consignas se escucharon en la semana que termina por parte de alumnos de bachillerato y licenciatura de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo.
El regreso a las actividades presenciales estaba planteado para el pasado 7 de febrero; ante el anuncio, por parte de las autoridades universitarias de posponer el retorno hasta el 21 de febrero, la protesta de los jóvenes no se hizo esperar.
Entre los muchos inconvenientes que plantea la demora en la reactivación de las actividades se encuentra que un buen número de los estudiantes provienen del interior del estado y requieren prever su estancia en la capital del estado, amén de los gastos de traslado, estancia, alimentos y demás.
Algunos tienen la fortuna que sus padres tengan casa en Pachuca o en Mineral de la Reforma, desafortunadamente son muchos los que tienen que rentar una habitación o una casa entera, a fin de estar cerca de su centro de estudios.
De igual forma, en esta semana que termina, un gran número de escuelas de educación básica reanudaron actividades presenciales. La alegría es evidente en el rostro de los pequeños que regresan a su escuela y se reencuentran con sus amigos y maestros. Para los que ingresaron a preescolar, primaria o secundaria durante la pandemia será la primera vez que pisen su escuela y conozcan de forma presencial a sus maestros.
Nuevamente, una gran tarea les espera a los docentes, que tendrán que trabajar innumerables aspectos que han quedado en el rezago, como la comprensión lectora y el cálculo matemático. Estudios que hablan o critican el atraso sufrido por estas generaciones sobran, lo importante es poner manos a la obra y los docentes de todos los niveles, tan vilipendiados en redes sociales, entrarán de nuevo al quite y demostrarán su cariño, amor y vocación por tan noble profesión.
Y otro aspecto a poner atención y trabajar es el socioemocional de todos los integrantes de la comunidad escolar: padres de familia, alumnos y personal educativo. Todos regresarán con experiencias tristes, con ansiedades, con duelos inconclusos y será muy necesario atender esos aspectos.
He leído, de igual forma, sobre la importancia de estar al pendiente de los niños, pero ¿qué hay de miles de docentes que han sufrido pérdidas familiares, al igual que sus pequeños alumnos? A los docentes se les pide empatía, ¿quién mostrará la empatía necesaria a los docentes? ¿Tendrán que lidiar solos con sus problemas?
Estamos a poco más de un mes de cumplir dos años de suspensión de labores en las escuelas, el regreso es urgente, imperativo, necesario. Por supuesto, con todos los protocolos de seguridad, eso es innegable. La economía se reactivará notablemente al generarse la demanda de transporte, alimentos, útiles escolares, ropa, zapatos y un largo etcétera.
Que con la participación de todos, el regreso a la “nueva normalidad” sea fructífero para todos, que cada quien, dentro de su ámbito de responsabilidad colabore a que sea un regreso seguro.
Cuéntenme, ¿cómo les fue en su regreso a las actividades escolares con sus hijos?
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