El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio, el odio lleva al sufrimiento (…)
En tiempos oscuros, nada de lo que aparenta ser es
Maestro Anakin Skywalker -padre de Luke-, se entregó al lado oscuro alrededor de sus 23 años y no es sino hasta el momento de su muerte -sobre los 46 años
Yoda –personaje de ficción creado por el genio de George Lucas en conjunto con Jim Henson, padre de los muppets-, ha vuelto a ser nombrado y recordado por Luke Skywalker en El libro de Bobba Fett de Star Wars, acto anterior a ofrecer al niño Grogu -de la misma especie de Yoda- el sable laser del extinto maestro verde para continuar con él las enseñanzas y el entrenamiento Jedi del pequeño estudiante y nuevo aprendiz del maestro Skywalker.
Hay que decir -por cierto- que además el nombre de Yoda significa guerrero en sánscrito. “La guerra no engrandece a nadie”, decía sin embargo el maestro cuando aleccionaba a un impetuoso, impulsivo, impaciente e inexperto joven Luke. Esto me hizo recordar que muchos hemos sido -y somos- guerreros entre los avatares de nuestra propia historia y circunstancia de vida. Asimismo, la saga nos recuerda siempre -con gran sabiduría- que a lo largo de la existencia todos los seres podemos lo mismo ser transformados hacia la peor versión de nosotros mismos, como ser redimidos a través del amor y la toma de conciencia de lo que realmente importa.
Anakin Skywalker -padre de Luke-, se entregó al lado oscuro alrededor de sus 23 años y no es sino hasta el momento de su muerte -sobre los 46 años- cuando es salvado y traído de vuelta a la luz sólo por el amor de su hijo, dejando en ese momento de ser Darth Vader para morir perdonado en los brazos de su hijo Luke como Anakin Skywalker, su verdadero yo. ¿Darth Vader era realmente malo? Si pensamos en que hizo cosas terribles, lo era. Si pensamos en el doloroso proceso que le llevó a convertirse en lo que llegó a ser a partir de la mitad de su vida, veremos que no. En sí, la historia de Anakin en Star Wars es helénicamente trágica hasta el borde de las lágrimas y hasta el final mismo de sus días.
Existe una estremecedora pieza musical no canónica -disponible en YouTube- del universo de Star Wars llamada Anakin´s simphony. En ella vemos y escuchamos el tema central de un personaje deprimido en el dolor y el sufrimiento -que son camino al lado oscuro, como lo advertía el maestro Yoda-, con un daño físico y emocional tan profundo que parece definitivo e irremediable, y por tanto escondido -física y psíquicamente- de su verdadero yo, olvidado ya -por años- bajo el traje negro y la máscara de Darth Vader, una coraza que en forma lo mismo real como simbólica le oculta, le protege y le mantiene con vida; poderoso, insensible e indolente, mas en ningún caso feliz.
La conversión de Anakin al lado oscuro de la fuerza, además de ayudar a hacer realidad los temores de la orden Jedi -que fueron perseguidos y exterminados a la caída de la República-, inició un camino autodestructivo para él mismo. En jerga psicológica diríamos que el mal manejo de sus emociones fue el responsable de haber iniciado la cadena eslabonada e interdependiente -prevista por Yoda y la sabiduría Jedi- de miedo, ira, odio y sufrimiento. Tal vez por esto fue que Yoda advirtió a Luke -cuando lo preparaba en Dagobah-, que si una sola vez se dejaba vencer -como su padre Darth Vader lo hizo- e iniciaba el camino hacia el lado oscuro, no habría retorno y este por siempre dominaría su destino.
El proceso de Anakin -sembrado en las emociones destructivas del apego, el temor, la agresión, el dolor y el sufrimiento-, y que le llevó a perderlo todo para finalmente condenarse y perderse a sí mismo, tenía de alguna forma que servir a Luke, como a muchos de nosotros en la vida real, para sanarnos en todo aspecto; y sólo así poder alcanzar y conquistar aquella paz mental que nos lleva a discernir y a tomar nuestras propias decisiones -en plena conciencia y aun ante la tentación de los caminos equivocados-, salvándonos así a nosotros mismos de la condena de repetir lo que ocurrió inexorablemente al héroe protagonista y buen hombre que se convirtió a sí mismo en el más grande e icónico villano de la historia del cine. Al final, el precio de vivir con un enorme dolor y frustración sin ser sanados no es otro que la muerte.