En mil novecientos noventa y nueve –en aquel falso final del siglo XX–, durante su Trigésima Conferencia General en París, la UNESCO adoptó el veintiuno de marzo como el Día Mundial de la Poesía, considerándola “una de las formas más preciadas de la expresión e identidad y lingüística de la humanidad”.

En el hemisferio norte, la fecha coincide (aproximadamente, claro; cada vez menos, por desgracia probablemente ambiental) con el inicio de la Primavera, sin que esto implique que la poesía tenga, por fuerza, que hablar de la naturaleza y sus bellezas; es tan solo una coincidencia proclive y peligrosamente cursi.

Sin embargo la poesía, en cualquiera de sus formas, evoluciones, temas o perspectivas, es una celebración de la vida y su hermosura, aunque esto implique mirar y sumergirse en el más oscuro abismo de la existencia, para enaltecer a través de las palabras el gozo de estar vivos (a pesar de todo).

Este año Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO, envió un mensaje sobre la celebración del 2022: «La orquestación de las palabras, el colorido de las imágenes y la contundencia de una buena métrica otorgan a la poesía un poder sin parangón. Como forma de expresión íntima que permite abrirse a los demás, la poesía enriquece el diálogo que cataliza todo progreso humano y es más necesaria que nunca en tiempos turbulentos.»

En este marco, la Secretaría de Cultura de Hidalgo emprendió para la celebración del 2022 un hermoso proyecto: compartir a través de una video-cápsula, el trabajo de aquellos poetas hidalguenses que desearan unirse voluntariamente a la iniciativa, leyendo uno o varios textos poéticos de su autoria. El resultado fue una suerte de festival poético digital que a lo largo del lunes pasado celebró, a través de la anodina plataforma de fesibuc, la poesía como una expresión sublime y profundamente humana; puente permanente entre aquellos que tenemos la fortuna de encontrar la belleza de los momentos y las cosas en los lugares más insospechados.

Fue así que leyendo textos propios participaron los poetas: Yanira García, América Femat Viveros, Ovidio Ríos, Daniel Olivares Viniegra, Danhia Montes, María Elena Ortega, Martín Rangel, Omar Roldán, Nancy Ávila, Daniel Fragoso, Moisés Oswaldo Lozada Díaz, Elvira Hernández Carballido, Claudia Sandoval, Antonia Cuevas Naranjo, Eduardo Islas Coronel y quien esto escribe.

Se sumaron otros escritores y poetas leyendo poetas que se encuentran entre sus favoritos Christian Negrete leyó a César Vallejo, Miguel Ángel Hernández a Rubén Medina, Ilallalí Hernández a José Gorostiza, Diego Castillo Quintero a Pablo Neruda y el poeta Andrés Solís a su paisana Yanira García.

Además se incluyeron lecturas de los promotores de lectura Patricia Lucia Jiménez Argüello, leyendo a la hidalguense Reyna Hinojosa; María Angélica Hernández Hernández compartiendo un hermoso poema de la gran Wislawa Szymborska; y Odette Arreola Noriega dando lectura a un texto de Kyra Galván.

Tan simple como honesta, la iniciativa aglutinó a quienes respondimos, dejando abierta la oportunidad de sumar a otros tantos poetas, sobre todo que escriben en lenguas originarias de Hidalgo, para convertir en esta modalidad digital (herencia de la pandemia que al parecer agoniza por doquier) y mantener una celebración poética permanente desde Hidalgo.

Felicidades a quienes lideran, guían, ejecutan y hacen realidad, desde la Secretaría de Cultura de Hidalgo, proyectos como estos, que no responden a intereses mezquinos y abren con franca generosidad la posibilidad de difundir la Poesía que se escribe desde este terruño. Después de todo, la poesía es el sonido secreto de las cosas que nos rodean en la vida cotidiana. Leamos poesía, celebremos la vida.