El 10 de abril de 1919 fue asesinado, en Chinameca, Morelos, el general Emiliano Zapata Salazar conocido como el “Atila del sur”, brazo ideológico de la Revolución mexicana y que aparte de los hermanos Flores Magón su vida se convirtió en una leyenda.
Conozcamos algunos datos curiosos del caudillo:

1. La hacienda de Chinameca, lugar donde cayó asesinado Zapata, fue fundada en 1899 e inaugurada en 1905. El lugar era sinónimo de muerte para los campesinos de Morelos. Los habitantes del pueblo de San Juan recordaban a su dueño como un hombre ambicioso y cruel. Había despojado de sus tierras a los vecinos de los alrededores y tenía una excéntrica afición: criar perros carniceros. En los primeros años del siglo XX, el dueño de Chinameca contrató los servicios de un entrenador para convertir a sus perros “en arma en contra de los indios que merodeaban la hacienda del Hospital”.

2. En marzo de 1911, cuando Emiliano Zapata decidió tomar las armas e iniciar su revolución, casi pierde la vida en Chinameca. En los linderos de la hacienda sostuvo un enfrentamiento con las tropas federales del que logró salir bien librado. Desde aquel día, el caudillo del sur, vio con cierto recelo la hacienda y a lo largo de ocho años de lucha procuró evitarla.

3. El general suriano acostumbraba fumar puros que acompañaba con un buen coñac; le gustaba la cocina francesa y se permitía ciertos lujos. Era un pequeño propietario, dueño de su tierra y tenía algunos caballos de su propiedad. Era un gran jinete y excelente en las artes de la charrería. En una ocasión, cuando obtuvo una buena ganancia por una cosecha de sandías, el dinero ganado lo empleó en una botonadura de plata para su traje de charro.

4. El caudillo del sur era devoto del Padre Jesús —imagen venerada en la parroquia de San Miguel Arcángel en Tlaltizapán—. Solía encomendarse a él antes de cada batalla y existen testimonios de gente de Morelos que asegura haber visto al Padre Jesús, como aparición, en las ancas del caballo de Zapata cuando se encontraba en peligro.

5. Cuando Zapata y Villa ocuparon la ciudad de México en diciembre de 1914, el caudillo suriano se rehusó a sentarse en la silla presidencial para fotografiarse como lo había hecho Villa. Rechazó la invitación señalando: “la silla presidencial está embrujada, cualquier persona buena que se sienta en ella se convierte en mala”.

6. El 8 de agosto de 1915, mientras impulsaba su revolución desde Tlaltizapán, la gente del pueblo le organizó una fiesta de cumpleaños en la plaza principal con un animado programa: “marcha, discurso, himno al trabajo, vals, diálogo, discurso, marcha, poesía, discurso, fantasía, diálogo, comedia infantil, monólogo y discurso, himno nacional y tribuna libre”. La gente del estado solía decir: “Aquí en Morelos hasta las piedras son zapatistas”.

7. Zapata acuñó varias frases que se hicieron célebres: “Revoluciones van, revoluciones vendrán, y yo seguiré con la mía”. “Esos que no tengan miedo que pasen a firmar”, invitando a sus hombres a poner su rúbrica en el Plan de Ayala. “La tierra es del que la trabaja”. “Para que nuestra revolución triunfe, será necesario que yo perezca antes”.

8. Luego del asesinato de Zapata más de cincuenta oficiales de El Ejército Libertador del Sur firmaron un manifiesto, donde pedían la cabeza de uno de los artífices del asesinato: Venustiano Carranza. “Tenemos una triple tarea: consumar la obra del reformador, vengar la sangre del mártir, seguir el ejemplo del héroe. Y esa tarea la hemos de cumplir, a despecho de retardatarios y traidores; por encima de la perversidad de Carranza, de la felonía de Pablo González y de Guajardo. Ya la nación conoce de sobra al fatídico hacendado de Cuatro Ciénegas. Ese hombre se quitó ya el disfraz, no puede engañar ya, a mexicano alguno, y por eso confiamos en minar y destruir por todos los medios y de todas las formas, el ya carcomido y vacilante edificio de la llamada administración carrancista”.

9. El cadáver de Zapata fue sepultado en Cuautla, pero los campesinos de Morelos no creyeron que su jefe hubiera muerto. Algunos señalaban que no era Zapata el hombre caído en Chinameca pues no tenía una manita grabada en el pecho que el caudillo traía de nacimiento; tampoco le faltaba el “dedo chiquito de la mano derecha que había perdido frente a un toro en una corrida en Tucumán”. Nadie vio los rastros de una cornada en la pantorrilla derecha ni los rastros de un balazo en la ingle que recibió accidentalmente cuando tenía 24 años.

10. La fama de Zapata traspasó las fronteras y alcanzó el reconocimiento universal. En 1952, el director Elia Kazan, filmó la película Viva Zapata! Sobre el caudillo suriano, Kazan señaló: “Zapata fue un gran hombre y un gran revolucionario. Realizó cambios en México. Pero la verdad de mi película… es que la Revolución cambió muy poco a México.”