Después de dos años de pandemia y luego de las restricciones sanitarias que suspendieron las actividades masivas en todos los sectores de la sociedad, las multitudes salieron a las calles para ser partícipes de la Pasión de Cristo.
En la colonia Cubitos, cuyo viacrucis cumplió 51 año este 202, las actividades por la Muerte, Pasión y Resurrección de Jesucristo arrancaron desde el 14 de abril, en cuya representación participaron entre 80 y 100 actores, que dan vida a diferentes personajes bíblicos.
Jesús Hinojosa, es el hombre de 54 años que interpreta a Jesucristo, cuyo personaje fue preparado por meses, al igual que las actrices y actores que integran el grupo teatral de esta escenificación.
Pasadas las 12:20 horas de este Viernes Santo, a la cancha de usos múltiples de Cubitos arribaron decenas de personajes que participaron en el juicio final de Jesús de Nazareth.
Sobre la calle Pino Suárez, esquina con Veracruz, miles de creyentes esperaban la caminata de Jesús, quien cargó una cruz de alrededor de 100 kilogramos durante todo el recorrido, hasta llegar al cerro en donde se realiza esta escenificación.
A latigazos, los soldados romanos, ordenaban a Jesús caminar, incluso con las múltiples heridas causadas por los golpes y las caídas que sufrió durante su trayecto por la colonia Cubitos.
Los comerciantes también aprovecharon para obtener algunas ganancias y sobre la calle de Pino Suárez se colocaron ante la llegada de los miles de visitantes.
El viacrucis de Cubitos reunió alrededor de 15 mil personas, las cuales no fueron sólo habitantes de la colonia, sino de lugares aledaños, incluso de otros municipios y estados del país.
El recorrido culminó con la crucifixión de Jesús, en el Cerro de la Cruz, en el cual, cientos de personas vivieron el momento en el que el actor pronunció la frase: “Perdónalos señor, no saben lo que hacen”.
En El Arbolito dedican representación a “se adelantaron”.
En un ambiente de entusiasmo, respeto y devoción, miles de personas llegaron al Barrio de El Arbolito, para presenciar la interpretación del juicio, sentencia, calvario y crucifixión de
Jesús de Nazaret, que se realiza cada Viernes Santo desde 1969.
“Gracias a Dios que nos ha permitido llevar a cabo este viacrucis de manera ininterrumpida por 53 años, porque a pesar de la pandemia podemos seguir dando testimonio de que es bueno”, expresaron los habitantes del emblemático barrio pachuqueño al iniciar la representación eclesiástica en el cruce de las calles Galeana y Guerrero.
En ese mismo punto, integrantes de “Los Amigos de Jesús”, encargados de la “representación”, junto a los espectadores, pidieron que cada familiar y amigo “que se adelantó” esté en el cielo; y recordaron el objetivo del viacrucis: “que la gente reflexione sobre la vida de Jesús, quien llegó a la cruz sin cometer ningún delito, y que esta interpretación rescate a más jóvenes y niños”.
Al filo del mediodía, frente a “El Gato Montés” inició el juicio contra El Nazareno, personificado por tercer año consecutivo por Rafael Emmanuel de la Rosa Aguilar, quien entre empujones de los centuriones fue presentado ante Herodes, que mandó a colocarle una manta morada; posteriormente, fue llevado ante Poncio Pilatos, quien preguntó a la turba a quien debía perdonar, “¿a Jesús o a Barrabás?”.
En respuesta, los judíos pidieron la liberación de Barrabás y la muerte de Jesús, por lo que Pilatos se lavó las manos como símbolo de su inocencia en la condena al Nazareno, a quien se le colocó una corona de espinas real para comenzar su camino hacia la crucifixión, cargando una cruz de 90 kilos.
“Todos cargamos una cruz en nuestra vida”, fue el mensaje que se compartió durante la primera caída de Jesús, que se registró frente a La Virgen, a unos metros de la cancha de Polopolo; tras unos minutos, el también llamado Hijo de Dios se levantó y continuó su camino sobre la calle Reforma hasta El Porvenir, donde frente a la iglesia, fue recibido por María.
La segunda caída sucedió en la esquina de Peñuñuri y Prolongación Porvenir, donde nuevamente El Mesías se puso de pie para seguir su camino, en el cual dio consuelo a unas jovencitas que representaron a las mujeres piadosas de Jerusalén; para finalmente escenificar su tercera caída.
Tras caminar bajo el rayo del sol y acompañado de la multitud, Jesús arribó agotado por cargar la cruz a la mina de Cuixi, donde los involucrados en el viacrucis se tomaron unos minutos para asegurar la cruz y demás indumentaria utilizada para la crucifixión.