La guerra desatada por la invasión de Rusia a Ucrania sigue en lo que podría llamarse su segunda fase, con daños a ambos países, a buena parte del mundo y sobre todo a la población ucraniana.
La primera fase concluyó sin la aplastante y rápida victoria rusa. Quienes siguen de cerca la contienda señalan desde reservistas rusos engañados, hasta uso de equipos inapropiados por la época del año, a lo que se suma el ejército ucraniano mejor capacitado y abastecido de manera constante por países occidentales, con sus hombres y en general la población con moral alta y decididos a no dejar pasar al llamado Ejército Rojo.
En esta nueva fase los ataques siguen fuerte en el sur y oriente ucranianos, en la región de Donbás, donde Moscú ya había reconocido la independencia de Donetsk y de la vecina Luhansk en la homónima región, que de lograrse y sobre todo quedarse solo ahí, crearía una especie de colchón que protegería a Rusia del avance la Alianza Atlántica (OTAN), temor expresado de manera reiterado por Moscú.
Por lo pronto se puede decir que el costo de esta guerra es de ocho décimas del producto bruto mundial, ya que el Fondo Monetario Internacional (FMI) indicó en sus previsiones económicas, que la economía mundial crecerá 3.6 por ciento en lugar del 4.4 por ciento de su estimación previa, debido a las consecuencias de la invasión rusa.
Por supuesto, no es el único factor, pero sí el más importante, y el cual es acompañado de la fuerte inflación que se registra a nivel mundial, así como las afectaciones que sigue sufriendo China debido a la pandemia de Covid-19, que niega a irse de la nación donde se originó, a pesar de las muy fuertes medidas que el gobierno chino ha aplicado, y que han generado insólitas reacciones de disgusto entre la población, más acostumbrada a seguir las normas que a cuestionarlas.
En la perspectiva militar, los países occidentales han preferido abastecer de armas a Ucrania antes que involucrarse con tropas. Es seguro que las recientes amargas experiencias de Irak y Afganistán estén detrás de esa decisión, pero también que de ninguna manera es lo mismo invadir países de Medio Oriente y Asia que uno europeo, y menos si la confrontación con Rusia y su poder nuclear, sería la consecuencia más obvia.
Por lo pronto Estados Unidos en su más reciente anuncio sobre abasta de armas a Ucrania, anunció que será equipo por 800 millones de dólares mientras otro gran fabricante, Alemania, ha insistido en rechazar el involucramiento directo, no así con armas.
El panorama es desolador en particular para la población ucraniana, pues todo indica que está ya en medio de una guerra con un fin no cercano, y si bien parecería que las sanciones a Rusia y el abasto de armas a Ucrania evitarán la virtual anexión de Ucrania, habrá que pagar un costo muy alto por mantener su independencia.
De salida: Este miércoles 19 se realiza en la noche francesa el debate entre los dos candidatos que buscan la presidencia del país europeo: el actual presidente Emmanuel Macron y la considerada ultraderechista –aunque un tanto descafeinada en estos comicios- Marie Le Pen. En total 23 cámaras de televisión, incluida la montada en una grúa, captarán todos los aspectos posibles para que los ciudadanos tomen su mejor decisión. El mandatario sale con una ventaja igual a la del error estadístico, es decir, casi nada, y con la perspectiva de que en las elecciones legislativas de junio, su primer ministro sea Jean-Luc Mélenchon, quien quedó fuera de esta contienda en la primera vuelta, pero no de la búsqueda del poder.
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