La nueva masacre, ahora en una escuela de la ciudad texana de Uvade, ha vuelto a impactar a Estados Unidos y al mundo. De inmediato han sido acusadas las armas y la manera tan liberal en que se venden. ¿Y si no fuera así, si estuviéramos ante un problema bastante más grave?
Gun Violence Archive, organización sin fines de lucro, ha recopilado información de que al menos desde 2014 los tiroteos masivos son asunto de casi todos los días en Estados Unidos.
Ese año hubo 272 pero 693 en 2021, y en lo que va de este 2022 suman ya 212. Que unos cuantos tiroteos lleguen a los medios es una cuestión diferente. El dramatismo, una característica del periodismo sobre todo estadunidense pero no solo, es sin duda un elemento que abre o cierra las puertas de los medios.
Y en Uvade la muerte de 18 niños de primaria menores a los 10 años de edad y un profesor es lo suficientemente dramática como para que llegue a los medios.
Esa ciudad texana, a unos 240 kilómetros de la frontera con México, tiene una población numéricamente alta de población latina. En la escuela atacada por un joven de 18 años de edad, se estima según las autoridades, que 90 por ciento de su matrícula con latinos.
Los motivos de la masacre se desconocen y todo hace suponer que así podrían quedar pues el tirador quedó muerto, a menos que se encuentre algún diario u otro tipo de material en que haya alguna explicación.
Apenas el pasado 14 de mayo otro tiroteo ocurrió en Bufalo, una ciudad del estado de Nueva York. Esa vez los objetivos no fueron niños latinos, sino clientes afroamericanos de una súpermercado. Quedó claro en este caso que se trató de un asesinato por odio, como muy probablemente haya sido en Uvade.
De nueva cuenta las armas fueron responsabilizadas, pero las armas son objetos internes accionadas por personas con motivos, por ello es muy posible que el problema sea mucho más grave de lo que se piensa.
Quizá culpar a las armas sea una manera en la sociedad estadunidense de negar que es esa sociedad la que está en crisis, debido a un proceso de transformación donde muchos factores apuntan a que esa transformación no es todo lo positivo que se desearía ni está bajo algún tipo de control.
Bruce Stokes es el director ejecutivo de la Transatlantic Task Force, antes director de Global Economic Attitudes en el Pew Research Center, y señala varias de esas transformaciones, empezando porque en el lapso de los últimos 50 años, el porcentaje de la población no blanca se ha triplicado, mientras que también se ha triplicado el porcentaje de la población nacida en otros países.
Lo anterior apuntaría a la migración como un elemento central de lo que pasa, pero hay más. Los nacidos de madres solteras se han cuadruplicado, y la cifra de niños que viven en familias de un solo padre o una sola madre se ha duplicado.
Además, los miembros de iglesias han retrocedido en un tercio, junto con el dato de que los trabajadores en el sector manufacturero ha bajado en dos tercios, y los salarios medios se han estancado.
El resultado es que ese conjunto de cambios ha erosionado los pilares del sentido de identidad, de la cohesión étnica, del lugar de trabajo, de la religión y las relaciones entre géneros.
La sociedad estadunidense parece haber perdido su capacidad de controlar el cambio y los tiroteos serían una forma irracional en que se expresaría ese cambio y la falta de control.
Si desde fuera se sigue acusando a las armas y desde dentro también y se agrega a la migración, poco avance habrá en la recuperación del rumbo para tener un proceso de transformación social ordenado y creativo.
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