Por Bethel García Vargas
Es inicio de semestre, en tu instituto organizan la tradicional bienvenida para todos los alumnos, así que compras tu entrada, te pones de acuerdo con algunos de tus amigos para ir; te arreglas, te preparas para ir y disfrutar de la fiesta; llegas y todo marcha bien, como esperabas, de pronto llegan policías y se llevan a tus amigos y a ti porque supuestamente les informaron de una riña y que también habían sacrificado un gato en esa fiesta, cuando todos saben que en su instituto hay gatitos a los cuales tienen como mascotas. A las y los jóvenes se los llevan arbitrariamente y la policía municipal los priva de su libertad y no en un solo momento, sino que arman un operativo en el perímetro de la fiesta y detienen a 64 estudiantes y sus acompañantes.
Te llevan a los separos y ahí pides hacer una llamada para informar a tus familiares dónde estás y cuál es tu situación, pero ni eso te permiten hacer. A ti y a los demás los mantienen incomunicados hasta la mañana siguiente cuando por fin tu familia se entera que estás detenido, pero mientras te maltrataron de forma verbal, psicológica y a algunos físicamente, y después de largas horas, por fin logras llegar a tu casa porque sí fueron por ti y tu familia supo dónde estabas y no eres una historia más de estudiantes que desaparecen y no se sabe de su paradero.
¿Les suena conocida la historia? Por partes hay unos tintes como lo que sucedió a los estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, sin embargo, lo que acaban de leer arriba es la versión de lo que sucedió la semana pasada a los estudiantes del Instituto de Artes en Mineral del Monte. Así es, la policía municipal de ese lugar se los llevó pretextando una riña en un primer momento, a otros porque supuestamente había hecho un sacrificio con un gato, cuando se conoce que los estudiantes de aquel instituto tiene de “mascota” a una gatita, le dan de comer y son incapaces de causar daño a algún animal, otros más simplemente fueron detenidos pero a ninguno de ellos se les permitió la comunicación.
Por poco se revive en nuestro estado el negro momento que vivieron en Iguala aquella noche con los estudiantes que hasta la fecha se desconoce el paradero de varios de ellos y todo lo que realmente pasó, dentro de todo el martirio que debieron haber sufrido los universitarios, pudieron volver a casa, su familia supo dónde estaban y los quitaron de las garras de los policías municipales del Real, porque de qué forma se justifica la detención y sobre todo la incomunicación con sus familias, qué escondían o por qué no les permitieron esa llamada para que los fueran a buscar.
Esto que vivieron es una situación muy grave que si no llegó a mayores fue por los que vieron todo y no se lograron llevar y alzaron la voz para buscar a sus compañeros; qué miedo que por ser estudiantes, mujeres, hombres, niño, niña, y en general cualquier persona, lleguen las autoridades para llevarte sin justificación y que tal vez ya no vuelvas a casa, parece que cada vez que nos cuidamos de algún peligro, sale otro más, que los que se supone te están cuidando de los delincuentes, te traten como uno y te lleven.
Siempre carguen sus celulares, lleven una pila portátil extra con su cable por si se les baja la pila. Tengan la forma de que sean localizables, poder hacer una llamada o enviar un mensaje, contactos de confianza, personas que siempre sepan dónde estarán y la hora aproximada de llegada. Entre todos debemos cuidarnos de todos, que miedo vivir de esta forma, pero así se está viviendo la realidad en todo el país. Hasta la próxima, cuídense siempre.
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