Por Carlos R. Muñoz Moreno

Vivimos ayer un momento que pasará a la historia de Hidalgo como un hito inédito al vivirse por primera vez la alternancia política en la gubernatura, después de 93 años de que el PRI dominó y mantuvo en su poder al Ejecutivo del estado, con todo lo que a lo largo de la historia eso conllevó.

Y en esa tesitura quiero compartir el orgullo de tener una aportación, pequeña quizás, pero significativa, en un proceso que culminó el pasado cinco de septiembre en la Plaza Juárez de Pachuca.

Conozco, con orgullo lo digo, desde hace más de 20 años al hoy gobernador Julio Menchaca Salazar, y desde aquel primer café que tomamos, reconocí en él a una buena persona, a un hombre honesto, transparente, afable y humano; después, con el trato y el trabajo, descubrí también su inteligencia y su gran preparación profesional.

Transité con él distintos momentos importantes como la búsqueda de la candidatura del PRI a la gubernatura en el 2005, misma que logró Miguel Osorio Chong quien, desde su posición en la Secretaría de Gobierno, construyó sus redes de apoyo, su estructura alterna y madrugó a todos para ser el candidato y, a la postre, el gobernador.

En esa disputa, no sólo hubo una derrota sino consecuencias que propiciaron el aislamiento y el ostracismo de Julio Menchaca que poco a poco fue discriminado y excluido de cualquier actividad partidista y de gobierno, no por una cuestión de capacidades sino de revanchismo.

Eso precipitó que Julio Menchaca abandonara el PRI porque, con razón esgrimió en su carta de renuncia, ese partido ya no respondía a las exigencias y necesidades de la sociedad, del mismo modo que ya no cumplía con las aspiraciones de servicio a la ciudadanía a las que aspiraba el hoy Gobernador.

En ese entonces Julio Menchaca tomó el gran riesgo de ser candidato ciudadano a la presidencia municipal de Pachuca y, a pesar de no haber sido una campaña ganadora, siguió creciendo, para fortalecerse y lograr una visibilidad estatal que lo puso en la mira del naciente Movimiento de Regeneración Nacional.

Tengo muchos años trabajando para el gobierno del estado –sin ser priista y sin militar en ningún partido—, y de ese trabajo mi familia y yo hemos vivido, sin que ello menoscabara mi amistad con Julio Menchaca a quien he acudido por consejo y apoyo, del mismo modo que él me ha solicitado mi consejo y opinión en diversas ocasiones como la de ser candidato ciudadano.

Y así, me solicitó visitarlo en su oficina para compartirme que gente cercana a López Obrador, en 2017 lo había buscado para sumarse al Movimiento lopezobadorista, con miras a ser candidato al senado en el 2018.

Sin dudar le dije que debería aceptarlo, porque la historia nos decía que cada ocasión que AMLO era candidato, aunque perdía a nivel nacional, siempre era divisa de triunfo en Hidalgo. Lo animé y lo impulsé a aceptar esa invitación porque sabía que desde el senado podría servir a Hidalgo y al país. Sé que seguramente no fui el único al que pidió opinión, pero quiero pensar que mis palabras lo impulsaron a tomar una decisión que ha permitido galvanizar y cristalizar un anhelo de cambio, de alternancia y de nuevos horizontes para Hidalgo.

Desde hace 20 años, hasta ahora, la opinión que tengo de Julio Menchaca, como mi amigo, es la de una excelente persona, capaz, preparado, con convicciones claras de trabajar en favor de la gente, y por ello me congratula que todo este camino lleno de retos, sea el culmen y el inicio de nuevos retos, porque siendo de una sola pieza, no dudo que su gestión marcará un antes y un después en la historia de Hidalgo. ¡enhorabuena mi querido Julio!

UN ABRAZO A LA CUATITUD