A un año del desbordamiento del río Tula en la ciudad tolteca, la población damnificada, autoridades y sociedad organizada han logrado reconstruir parcialmente las zonas afectadas, sin embargo, la deuda con la ciudad y sus habitantes continúa pendiente, las heridas siguen abiertas, los reclamos no cesan y el temor es latente cada temporada de lluvias.
Fue la noche del 6 de septiembre cuando las aguas negras del río comenzaron a desbordarse, luego de recibir las descargas de las lluvias “extraordinarias” que se registraron en la Ciudad y el Estado de México, “los escurrimientos de los ríos, presas y las obras de seis desagües del Valle de México y de Hidalgo recorrieron los túneles Emisor Central y Emisor Oriente, provocando la inundación”, determinó la Comisión Nacional del Agua en su informe de los hechos.
“En 15 minutos todo estaba inundado”, recordó la señora Sonia, habitante de la colonia Chapultepec, una de las 10 unidades habitacionales afectadas, donde se ubican las más de tres mil 500 viviendas dañadas; el agua también ingresó a más de mil 700 comercios y provocó la muerte de 17 personas que estaban hospitalizadas en la clínica 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social, ubicada en la avenida Melchor Ocampo, del total de víctimas mortales, dos fallecieron antes de que iniciara la inundación, seis pacientes con respiración asistida murieron entre la 1:11 y la 1:35 horas, y siete más que tenían covid-19 fallecieron durante su traslado a la planta alta, entre la 1:35 y las 9:20 horas.
Con el agua hasta el cuello y en la penumbra de la noche, las y los tulenses quedaron incomunicados toda la madrugada del 7 de septiembre del 2021, luchando por sobrevivir a una catástrofe que no se había registrado antes con tal magnitud; fue hasta la mañana de ese martes que los videos, las fotografías y los mensajes de auxilio se viralizaron en las redes sociales: “Tula estaba bajo el agua”.
Aunado a lo anterior, los municipios de Ixmiquilpan, Chilcuautla, Mixquiahuala, Tasquillo, Tlahuelilpan, Tlaxcopan, Tezontepec, y Tepeji, por donde atraviesa el cauce del río, también sufrieron afectaciones en colonias y campos de cultivo.
“Seguiremos luchando”
A 365 días de distancia de aquellas escenas como sacadas de película, el panorama del centro de Tula ha cambiado, las calles que estaban cubiertas por el lodo y los muebles inservibles están limpias, así como una que otra casa, donde algunas paredes “sudan” el agua negra absorbida, otras viviendas solo quedaron abandonadas en espera de ser habitadas nuevamente; la mayoría de comercios volvieron a abrir a medio surtir, otros siguen sin ser rentados y unos más son remodelados a paso lento; aun así, el olor que emana del río Tula trae el recuerdo de la desgracia.
“El balance del primer año es muy lamentable, la sociedad sigue dañada, dolida, los muertos siguen impunes, es un balance negativo porque no hay apoyo al comercio, no avanzamos, seguimos sin un plan de Protección Civil, que son cosas que no requieren de grandes presupuestos sino de voluntad y de gente capaz”, consideró Noé Paredes Meza, presidente de la asociación Unidos por Tula, una de las organizaciones que surgió tras la anegación.
Al reclamo, se sumó el regidor Ricardo Baptista, quien a pesar de confluir con el gobierno federal, calificó como insuficientes los apoyos efectuados en el primer año, que consistieron en la entrega de 10 mil pesos y algunos electrodomésticos; además, catalogó como irresponsable al presidente municipal Manuel Hernández Badillo por no estar a la altura de las necesidades de la población damnificada, “hay omisión del alcalde, se sumó la entrega de los colchones, que fue penoso, y solo dio apoyos de mil 200 pesos; él no puede caminar en las calles por los reclamos de la gente”, refirió.
Al rescate del río Tula
En ese sentido, Octavio Magaña, diputado del distrito de Tula, quien enlistó las acciones emprendidas por las autoridades federales, con el empuje de la Comisión Especial por el Rescate del Río Tula que preside en el Congreso de Hidalgo, “las medidas de prevención que están a cargo de Conagua, los compromisos que hizo el presidente AMLO son algunos de los avances”, dijo.
Dicho plan hídrico contempla la intervención en 3.9 kilómetros de los 29 que abarca el afluente, donde se realizará el saneamiento, desazolve, rectificación y revestimiento del río, así como la modernización de las secciones hidráulicas de los puentes Metlac, Melchor Ocampo y Zaragoza; y el retiro del puente viejo de Tres Culturas; todo debe estar terminado para finales de este 2022 y representa solo la primera etapa de cinco que incluyen el proyecto.
“Como comisión hemos alzado la voz y estamos en la etapa de evitar inundaciones. Veo que la ciudadanía está haciendo todo lo posible por salir adelante pero todavía se respira, no tristeza, incógnita en lo que pueda pasar, hay muchas cosas por hacer y es que aún existe una deuda con el pueblo tulense”.