Por: Maximiliano Gracia Hernández*
Desde la llegada al poder del presidente Carlos Salinas de Gortari, el combate contra la inflación ha sido una tarea del gobierno mexicano y, en particular, del Banco de México, institución cuyo objetivo es mantener la inflación a un nivel del 3% (más menos uno).
En el año de 1996, México tuvo una inflación del 27.6 por ciento, la cual a lo largo de los años descendió, ello se logró a partir de la implementación de programas de concertación económica entre los sectores empresarial, sindical y gubernamental, recordemos aquellos años en que se impusieron los famosos Pactos de Estabilidad Económica. El descenso de la inflación se logró en el 2002, en dicho año se tuvo una inflación del 5.7 por ciento, la cual fue descendiendo a lo largo de los años, hasta el alcanzar el gran logro económico del 2.1 por ciento de inflación en el año 2015.
Con la crisis de la pandemia, acompañado de la guerra entre Ucrania y Rusia, la inflación se incrementó en nuestro país. Para agosto del 2022, México alcanzó el 8.7 por ciento en materia inflacionaria, lo cual es resultado de factores económicos tanto internos como externos.
El aumento de los precios nos preocupa porque traen consigo un debilitamiento en el poder adquisitivo de las familias mexicanas, cuando los precios aumentan y los salarios no lo hacen en la misma magnitud, se debilita el bienestar social, por tal razón, hacerle frente al incremento desordenado de los precios es una tarea obligada del gobierno mexicano.
En días pasados se anunció un acuerdo entre el gobierno federal y los productores de alimentos básicos incluidos en la canasta básica. 24 productos no aumentarán su precio, estarán controlado por el gobierno federal, lo anterior es una buena noticia, sin embargo, en materia macroeconómica será complicado alcanzarlo, dado que parte de la inflación es de costos y, dichos costos son importados.
Considerar que con restricciones y acuerdos se podrá resolver el problema inflacionario, representa una falacia, porque la inflación es multifactorial, en ese sentido, se requieren estrategias sistémicas que ayuden a resolver dicha problemática, por ejemplo, mejorar la competitividad y la productividad de las empresas mexicanas; generar procesos innovadores que permitan reducir los costos de producción; incrementar la calificación de la mano de obra mexicana a partir de su constante formación y actualización; realizar proyectos que permitan la sustitución de importaciones, las cuales con insumos mexicanos podrían elaborarse en nuestro país.
La inflación afecta más a los que menos tienen, en un entorno de carestía, el salario de los mexicanos sólo alcanza para sostener las necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud, educación; en ese sentido, pensar en la inversión o el ahorro está más allá de la lógica posible. 50 millones de mexicanos que viven en la pobreza en el marco de procesos inflacionarios, origina el incremento en los niveles de pobreza, porque el poder adquisitivo es menor. Se tiene la disyuntiva en ese escenario, o se consume menos o de dejan de adquirir otros bienes y servicios básicos para los derechos humanos de las personas.
Estoy seguro que el proceso inflacionario que hoy se vive va a descender en los próximos años, ella no será tarea fácil, pero se puede lograr. Pensar que la inflación llegó para quedarse es ilógico, pero también sería irracional no hacer lo mínimo posible e intentar combatir dicho flagelo.
El maíz al igual que la harina están bajando su precio, ello es resultado del aumento en la producción internacional, dicho fenómeno tendrá un efecto positivo sobre el nivel inflacionario de México, recordemos que la base de nuestra alimentación es el maíz y la harina. Si el precio de estos insumos baja, los productos finales tendrán también una disminución en el precio.
La lección que nos debe dejar este fenómeno es la necesidad de generar una buena política agrícola en México, somos un país que a lo largo de los años ha descuidado la producción de granos básicos. Por ello, hoy somos insuficientes en la producción de dichos bienes. Una política agrícola eficaz y eficiente permitiría sustituir estos productos que son base de la alimentación mexicana, con ello, no dependeríamos de las importaciones de esos productos y, de su vaivén en el precio internacional.
Existen elementos macroeconómicos que permiten enfrentar la inflación, el aumento de las tasas de interés y el mercado abierto son dos importantes estrategias, pero también el gobierno mexicano tiene la facultad de establecer diferentes acciones.
Auguro buenos resultados en los próximos meses, estamos seguros que la inflación paulatinamente irá descendiendo para beneficio de los más desprotegidos, ahora bien, la tarea será incrementar los salarios para solventar la pérdida del poder adquisitivo que han sufrido los mexicanos en los últimos dos años. Inflación del 7.3 en el año 2021 y del 8.7 en agosto del 2022, representan una afrenta para los mexicanos que menos tienen.
*Dr. Maximiliano García Hernández. Profesor e investigador titular C.