Por: Griselda Lira “La Tirana”
Yo soy un feo que sabe amar…
Rosa
Este amor me atormenta, lo traigo bien en las venas. Cuando lo conocí era una niña; aún lo amo, y cada vez que lo miro caminando en el parque con una o con otra siento que mi corazón se conmueve, pero pongo la cara dura y lo ignoro. Es tan vulgar, y yo me pregunto “¿qué te veo Francisco si a tus años no entiendes, viejo ridículo?” Ni mis historias, ni mis poemas sacan esta espina.
Tulita
Jacinto, me diste tres puñaladas en el corazón. Según el mito, tú morirás. Eres un mátalas callando y por tenerte confianza me fui directo al abismo. Por tus amores me entregué al maldito vicio.
Estefanía
Inocente palomita, él estaba casado. Eso sí, nadie te quitará lo bailado y aunque hoy estés llorando, mañana regresarás cantando. El mundo está lleno de brutos, me queda el consuelo de que yo te amé con toda el alma. Y cuando estés arriba de tu cruz, me recordarás, ni siquiera tus Magdalenas te confortarán.
Ángel, el muerto
Yo las escucho llorar, conversar a solas consigo mismas frente al espejo. Quisiera tenerlas entre mis brazos, pero quién se fija en un hombre feo y muerto desde hace muchos años. Estoy enamorado de las tres. Rosa es apasionada e intensa, se refugia en su escritura para no abrirle el corazón a nadie, es una intelectual dura que sabe separar el sexo del corazón. Tulita ha encontrado en el alcohol a su mejor compañero, los chicos del bar “Los maldecidos” la reciben como a una reina, no la juzgan, simplemente le dan el lugar que ella no ha podido encontrar en el corazón de ningún hombre. Estefanía, es altanera, tiene el encanto de no preocuparse por el qué dirán de la sociedad hipócrita y misógina de Pachuca; da vuelta a la página y con su frente en alto, vuelve a salir a la calle con sus pronunciados escotes. Las mujeres reprimidas la critican por su libertad.
Esta noche me haré presente a las tres, les diré quién soy; Ángel Miguel Urrutia, hijo del famoso General Urrutia, me resisto a morir y aunque Dios me concedió ser ángel de la guarda, yo por estas tres mujeres vuelvo a la vida y si sus hombres no las valoran, me las llevaré a Santiago, lo más lejos de su tortura.