A Raúl la huesuda seguía
Pues tenía mucha curiosidad
Según decía que escribía
Con mucha tenacidad.
Las Historias de lo Cotidiano
Diversos temas abordaban
Pero murieron este año
Desde el panteón las reenviaban.
Las calaveritas literarias han formado parte de la tradición cultural mexicana por muchos años. Es difícil concebir los próximos días, en que recordamos a quienes se nos adelantaron en el camino, sin disfrutar de una ingeniosa rima dedicada a algún personaje público o a algún familiar o amigo cercano.
Se sabe que tuvieron su origen en la segunda mitad del siglo XIX describiendo, de forma jocosa, los motivos de la muerte de Jorge Manrique. Los versos y la métrica son libres, por lo que el ingenio popular puede dar rienda suelta a su creatividad.
Los políticos, artistas y deportistas de moda son los temas principales cada año. En las escuelas se organizan, junto con los tradicionales altares, concursos de creación de calaveritas literarias entre los alumnos y el personal. Por supuesto, los directivos y profesores son los temas centrales, aunque también los alumnos destacados y los más latosos.
Mucho se menciona que el mexicano es irreverente frente a la muerte. Nos disfrazamos y hacemos mofa de ella. Colgamos una calavera en el retrovisor del coche y hacemos una fiesta con dicho motivo. Con las calaveritas literarias la muerte se vuelve una broma con un final chusco.
Por el otro lado, antes de la llegada de los invasores ibéricos, los mexicas recordaban a sus muertos durante cuarenta días. Dependiendo de la forma de la muerte se determinaba el sitio donde reposarían, no sin antes comparecer ante Tlaltecuhtli, divinidad “devoradora-paridora” de cadáveres, ante la creencia de “ser comido” por la tierra para, posteriormente, continuar con su tránsito en una nueva vida.
Independientemente de la creencia religiosa que se profese, es importante conocer y valorar la carga cultural de estos días. Disfrutar del aroma del cempasúchitl (veinte flores, en náhuatl), el incienso, los tamales, el mole, el chocolate recién preparado, nos llevará al recuerdo de nuestros seres queridos que, en diferentes circunstancias, ya no están con nosotros.
Hoy recuerdo a mi suegro Ildefonso, a mi compadre Tomás, a mi papá Luis, a mi hermanito Gerardo, a mi sobrina Eloísa Antonieta. No olvido al tío Delfino, Fito, Chay, Andrés y a la tía July.
En mi memoria están muchos compañeros de trabajo, amigos de juventud como Mariano y varios más que escapan a mi remembranza.
A muchos seres queridos
La muerte se los llevó
Llegó su hermana gemela
¡Y con ella también cargó!
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