“No dependemos de nadie, nosotras trabajamos la tierra para sacar las necesidades de nuestros hogares”, afirmó Martha Benítez Rivas, floricultora de cempasúchil del municipio de Tlaxcoapan, al considerar que la participación de las mujeres en la siembra de flor va en aumento; lo cual espera siga así para mantener la tradición.
Hace 26 años, Martha incursionó en dicha actividad económica por su madre, quien fue una de las pioneras de la producción de cempasúchil junto a Eusebio Hernández en la comunidad de Doxey, en Tlaxcoapan; más de dos décadas después, la señora Martha continúa con la herencia que le dejó su madre tras su muerte.
Actualmente forma parte de una organización de productores de flor de la región, de la cual el 40 por ciento de sus 70 integrantes son mujeres y es presidida por Areli Rivas; “es muy importante nuestra participación, ya no dependemos del trabajo de los hombres de nuestra casa; como mujeres trabajamos para sacar las necesidades de nuestros hogares”, destacó la floricultora.
En ese sentido, Benítez Rivera agradeció que, a pesar de ser la cabeza del negocio, cuenta con el respaldo de su familia, su papá, hermano, sobrinos y sus dos hijos; quienes se unen a la cosecha de la media hectárea que rentan; dicho proceso inicia desde el mes de junio con la siembra de la semilla y se extiende hasta finales de octubre con el corte y venta de flores que adornarán los altares y panteones en Día de Muertos.
Inseguridad, pandemia y miedo
“El año pasado éramos más productoras, ahora hubo una pequeña disminución, no fue muy cuantiosa, pero si afecta porque no se cultivó el mismo producto”, reveló Martha al enlistar algunos de los retos que enfrenta como floricultora, entre ellos el miedo a sufrir el robo de sus flores; “no falta cualquier malicioso que se lleve nuestro trabajo”, dijo.
Ese mismo temor compartió Griselda Tovar López, quien desde hace un cuarto de siglo produce flor para los festejos a los fieles difuntos: “no solamente es el robo en las temporadas de flor, se llevan otros cultivos y hasta las compuertas de los riegos; pedimos a las autoridades que haya seguridad para que nosotras trabajemos tranquilas”, solicitó.
Nuestras hijas e hijos son el futuro
A pocos días de “lo fuerte de la temporada”, la señora Griselda invitó a la población a comprar las flores que ofrece la comunidad de Doxey, desde cempasúchil, manita de león, crisalia, nube y hasta girasoles; “nuestro costo es justo por producto de calidad, considerando los incrementos a la semilla, el uso del tractor, los riegos, los desyerbes, y fertilizantes”, refirió.
Finalmente, la productora se dijo orgullosa de la labor que realiza y agradeció que toda su familia, desde los más pequeños hasta los mayores, se sumen al trabajo; “espero que los más pequeños del hogar pueda seguir con nuestra tradición, mis cuatro hijos e hijas, mis nietos ya saben que tienen que venir a trabajar y ayudarnos a sembrar, a cortar y vender; espero que ellos sea nuestro futuro”, concluyó.