Qatar continúa dando noticias no solo de futbol, pues ahora se le ha involucrado como motor de la presunta corrupción de una de las vicepresidentes del Parlamento Europeo (PE), la griega Eva Kaili, quien habría sido el instrumento para influenciar al órgano legislativo paneuropeo a favor del país árabe.
Se muestra así que la corrupción es una constante en el comportamiento humano, la cual cruza épocas históricas, sistemas políticos, económicos y religiones, creando la necesidad de mantener controles permanentes.
El caso qatarí que estalló el pasado fin de semana no es el primero en las relaciones del mundo árabe con Europa. Uno de los más sobresalientes es el del tren de alta velocidad en Arabia Saudita, donde resultó más que salpicado el entonces rey Juan Carlos de España, además de que se suma a las argucias de Qatar para “convencer” a la FIFA de darle la sede del campeonato de este año.
El propósito de la trama que estalló el fin de semana era influenciar a miembros del PE para que emitieran opiniones y decisiones favorables hacia un país árabe sin identificar oficialmente aún, pero que la prensa de Bélgica -cuya capital Bruselas es sede de los principales órganos de la Unión Europea (UE)- ha identificado sin duda como Qatar, identificación que ha sido seguida por los medios del llamado Viejo Continente y de ahí del mundo entero.
Para esa trama que rebasa con mucho el de las relaciones públicas y cae abiertamente en el del llamado lobby, pero cuestionable porque era realizado por una funcionaria de alto rango, fue seleccionada una estrella en ascenso del mundo político europeo, la griega Eva Kaili.
Se trata de una arquitecta e ingeniera que además incursionó en el periodismo televisivo griego, que en 2007 pasó a la política, al llegar al parlamento de su país postulada por el PASOK, en ese entonces con fuerte ascendencia.
Siete años después se postuló con éxito al PE, en donde se afilió a uno de los bloques que lo integran, el de los Socialistas y Demócratas, e incursionó en la agenda digital del órgano legislativo, que incluye inteligencia artificial, ciberseguridad y blockchain.
Es probable que su involucramiento con el mundo árabe se diera a partir de su membresía como suplente en la delegación para las Relaciones con la Península Arábiga. Apenas en enero pasado fue designada para ocupar una de las 14 vicepresidencias del PE.
Si recibió pagos por hablar de manera positiva de Qatar e influenciar a otros europarlamentarios para hacer lo mismo, es el punto central en la investigación que realizan las autoridades belgas. Pero apenas el mes pasado calificó en una sesión parlamentaria europea, de positivas las reformas laborales hechas por el país sede del torneo futbolístico, y más aún, sentenció que la diplomacia deportiva había contribuido a la transformación de un país, una afirmación que los hechos de estos últimos días en las sedes mundialistas pone en muy fuerte duda.
Con la parlamentaria de 44 años de edad ya en prisión, parece que quedará sin concretarse, al menos en el mediano plazo, la exención de visa para que qataríes ingresen a los países europeos miembros del espacio Schengen es decir, donde precisamente no se requiere visa y se puede circular de manera libre. Obtener esa exención daría un gran impulso al turismo pero también al mundo económico, y sin duda ambas partes saldrían ganando, los europeos al beneficiarse de los recursos económicos qataríes, y el país del Golfo Pérsico por expandir sus horizontes de todo tipo.
¿Necesita Qatar o antes Arabia Saudita de sobornos para hacer obras o que se hable bien de ellos? El dinero repartido en cantidades exactas, momentos adecuados y personas con influencia pero sin transparencia, ayuda como en cualquier otra parte del mundo, a que las cosas que en la inestabilidad sucedan, pero en el caso qatarí, también a silenciar prácticas superadas por Occidente hace décadas e inclusive siglos, como son el abuso laboral a trabajadores migrantes, la negación de derechos a las mujeres y la represión a que las personas escojan cómo y con quien obtener placer sexual.
Se entiende que su religión, tradición, costumbres e historia no incluye esa óptica, pero si el mundo árabe-islámico quiere interactuar de manera más estrecha con Occidente, deberá pensar de mejor manera los caminos a seguir en vez de irse por el de la corrupción.
De salida: Perú sigue en la inestabilidad, la cual no es nueva sino ya cumple años. Ahora el encarcelado Pedro Castillo dio un autogolpe de Estado al disolver el Parlamento sin que se cumplieran los requisitos fijados por la Constitución, y sin agenciarse antes el apoyo militar. Está sometido a un proceso judicial que omitió un llamado “antejuicio”. En fin, el enredo judicial es parte de la inestabilidad donde lo mejor es dejar a los peruanos que arreglen sus asuntos, sin andar dando opiniones.
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